Nena, tú vales mucho.

Que no lo digo yo, que lo dice mucha gente. Lo dice mi madre, cuando está siempre disponible si la necesito, y cuando sólo con mirarme sabe lo que me pasa. Lo dice mi padre, cuando me abraza y me sonríe y me dice lo orgulloso que está de mi. Lo dicen mis hermanas, cuando a pesar de su edad aún recurren a su hermana mayor para muchas cosas. Lo dice Ana Gayoso, cuando me recuerda que no me tengo que conformar. Lo dicen mis amigas, cada vez que me demuestran lo mucho que me quieren. Ahora mismo no lo dicen, pero también lo han dicho mis ex-novios, y aunque ya no lo digan seguro que aún lo piensan. Lo dijo Elena, cuando me dio la oportunidad de unirme a WLS y lo dicen el resto de mis compañeras cada vez que aplauden uno de mis posts. Y también lo dice L’Oreal, ‘Because I’m worth it’…

tumblr_m6hgiizES01qcpsedo2_500

Qué coño, también lo digo yo! Lo digo cada mañana cuando salgo de casa con la cabeza bien alta. Lo digo yo, a pesar de los kilos que me sobran y y de las sonrisas que a veces me faltan. De las arrugas incipientes y de la celulitis incrustada. Lo digo yo a pesar de los disgustos, de las inseguridades y de las desilusiones. Lo digo cuando la vida me sonríe y quiero que el tiempo pase despacio, y también cuando son los demás quienes me sonríen. Lo digo cuando me levanto feliz por las mañanas, cuando mi día se desarrolla en una sucesión de acontecimientos alegres que no quiero que termine. También me obligo a repetirlo cuando las cosas no van como yo esperaba y necesito un poco de motivación, cuando los días son tristes y largos, cuando la gente no me valora o cuando tengo la sensación de que valoran más a otros. O cuando los planes se tuercen y tengo que recordarme que yo soy lo más importante de mi vida.

Lo malo es que no lo digo lo suficiente y a veces se me olvida. A veces no me acuerdo de lo mucho que valgo, o simplemente es que no quiero verlo, porque no es fácil darnos cuenta de lo mucho que valemos, y a veces necesitamos que vengan los demás a recordárnoslo… A veces me levanto y en el espejo sólo veo esas pequeñas cosas que me hacen pensar que valgo un poco menos. El pelo rizado hecho un matojo, las arrugas, la celulitis, ese flotador que vino hace unos años a mi tripa para quedarse, la tripa en la que se acumula toda la comida, los años que muchas veces pesan más de lo que nos gustaría… A veces mi cabeza se revoluciona y obliga a mi corazón y al resto de mis órganos a pensar que no valgo nada…

ng-7

Pero entonces es cuando me obligo a mi misma a recordar que yo soy quien quiero ser, y que mis circunstancias son las que tengo, las que tocan y no puedo cambiar, las que puedo cambiar pero no quiero, las que he conseguido cambiar ya y las que aún están en proceso… Porque todo eso me define, todas mis circunstancias, mi carácter, mi alegría, pero también mis ojos, mis manos, mi cuerpo… Todo lo bueno y todo lo malo, porque a pesar de lo malo, a pesar de todo lo que no me gusta de mí, yo valgo mucho.