Hace poco más de un mes salí con mis amigos a celebrar mi cumpleaños. Comimos unas pizzas en casa de uno de ellos y después nos fuimos de bares por nuestra ciudad, lo típico. En realidad no bebí mucho, un par de cervezas y una copa de naranja y ron, pero al día siguiente la resaca fue bestial. Yo no sé si la losa de los 30 años cayó ese día sobre mí o qué pasó en mi cuerpo serrano, pero no me había encontrado tan mal jamás. Pensé que era una gripe, pero tras zamparme una hamburguesa y echar la siesta mejoré.

Total, que medio en coña medio en serio le dije a mis amigos que iba a dejar de beber durante un mes para ver lo que pasaba.

¿Factores que influyeron en mi decisión?

  • Cada vez me cuesta más sobrellevar las resacas.
  • A veces bebo por beber, y no porque me guste el sabor de la bebida alcohólica en cuestión (ya que muchas veces directamente NO me gusta).
  • Me gusta ser consciente de lo que hago de fiesta.
  • No necesito alcohol para desinhibirme ni para pasármelo bien.

A mí me pareció una decisión sana, pero cuando se lo conté a mis amigos muchos me llamaron floja. Me dijeron que no iba a aguantar, que era una chorrada, que qué pensaba beber de fiesta y otras preguntas bastante absurdas.

Primer fin de semana:

Salimos a tomar algo el sábado y al principio todo genial. Me pedí una caña sin alcohol con limón y tan feliz. El problema es que a medida que mis amigos bebían más, más me insistían para que bebiese yo.

¿Cómo es posible que mi decisión de no beber les afectase tanto a ellos cuando era yo la que no se estaba metiendo una gota de alcohol en el cuerpo? Os juro que alguno se puso tan pesado que parecía que yo le estuviese obligando a él a no beber.

Total, que a la 1 de la mañana me fui a casa porque concretamente uno del grupo me estaba haciendo sentir fatal.

Segundo fin de semana:

El domingo anterior hablé con mis amigos y me dieron la razón. Me dijeron que mi decisión de no beber durante un mes era respetable y me pidieron perdón por ponerse pesados.

Quedamos para tomar algo por la tarde y la verdad es que la cosa fue bien. Ellos pidieron cerveza y yo bebí refrescos varios. Reconozco que las copas no las echaba de menos, pero la cerveza sí.

“Si te apetecía una cerveza, ¿por qué no la bebiste?”, te preguntarás. Pues porque quería hacer el experimento bien. No me apetecía recaer y sabía que si me tomaba una cerveza cabía la posibilidad de que derivase en una copa o en cualquier otra bebida alcohólica.

Tercer fin de semana:

El viernes salimos de fiesta y pasó algo que me dejó flipada. Pusimos dinero para el bote, yo también, aunque no estaba bebiendo alcohol. El caso es que una amiga fue a pedir. Le dije bien claro que sólo quería un Kas de Limón, y cuando vino y le di un sorbo me supo a Vodka. Le pregunté que si me había echado alcohol y me dijo que no. Le dije que sabía a Vodka y se empezó a reír.

¿Os parece normal echar alcohol en mi bebida sin mi consentimiento cuando sabía que NO quería beber?

Me puse seria, pero no quise darle más importancia porque me apetecía pasármelo bien. Aun así, me dejó bastante tocada esa anécdota.

Cuarto y último fin de semana:

Como no me apetecía que me diesen el coñazo con el tema de beber o no beber lleve el coche. Me jode bastante porque luego me costó mucho encontrar aparcamiento y tuve que aparcar un poco lejos de mi casa, pero era la única forma de que me dejasen tranquila.

Conclusiones:

Me he dado cuenta de varias cosas…

  1. Mis amigos son un poco capullos cuando van borrachos.
  2. Se me da fatal decir que no, y acabo cediendo para agradar a los demás. Tengo que trabajar en eso.
  3. Está muy mal visto no beber alcohol. No sé por qué la gente no concibe que hay gente que no bebe porque no le gusta el sabor. Más de una persona me preguntó si estaba tomando antibióticos, si había llevado el coche o cualquier causa de fuerza mayor para no beber. No, señores y señoras, no bebo porque no me sale del higo.
  4. Algunas personas se sienten ofendidas cuando tu no bebes aunque respetes su decisión de beber. No entiendo el motivo, pero pasa.

He decidido seguir bebiendo cerveza de vez en cuando porque me gusta su sabor y una vez al año no hace daño, pero a no ser que encuentre una copa con un sabor que me guste, voy a dejar de lado los cubatas. También voy a moderarme un poco, bebiendo cuando me apetezca y lo que me apetezca.

Sí, esta conclusión es muy obvia, pero os animo a reflexionar DE VERDAD cuantos de vosotros bebéis (o fumáis o lo que sea) por presión social. Porque creéis que sino no os lo vais a pasar bien. Porque estáis acostumbrados y ni siquiera os gusta el sabor. Lo que sea. Pensadlo.

¿Tú serías capaz de no beber durante un mes? Dejadnos vuestra opinión en comentarios.

 

Redacción WeLoversize