Cuelgo el teléfono después de treinta minutos hablando con alguna mujer de mi vida a la que quiero. Una amiga, una hermana, da igual.

 

 

Una mujer con estudios, inteligente, cariñosa y bonita. Como tú.

La conversación que acabo de tener se parece a muchas que he tenido antes ya.  ¿Por qué ese chico no me escribe? ¿Por qué ese chico no quiere quedar conmigo? 

El chico en cuestión es, para ser generosa con él, de lo más corriente. En mi opinión él tendría que besar el suelo que ella pisa. Vale, me diréis que no soy objetiva. Pero ¿qué queréis que haga? Mi círculo de confianza es sagrado.

Después de esa llamada telefónica, quedamos. Copita de vino en nuestro sitio de siempre. Analizamos la situación. Leemos las conversaciones de WhatsApp.  Pensamos en los mil y un motivos que nos han llevado aquí. Y al final solo hay uno. Aunque joda, porque jode, sólo hay uno. Y es que a ese chico no le gusta lo suficiente mi amiga, mi hermana, da igual.

 

 

Llevamos demasiado tiempo engañándonos. A nosotras y a nuestras amigas. Quizás no me escribe porque es tímido. O, No te preocupes tía, está perdido en la vida y no sabe ni lo que quiere.

Siento ser portadora de malas noticias pero, simplemente, no le gustas.  Y es mejor aceptarlo cuanto antes y pasar de ese petardo que solo te quitara tiempo y alegrías.

Se lo diría a mi amiga y también te lo digo a ti, aunque no te conozca personalmente:

Te mereces alguien que te priorice.

Alguien que venza su timidez porque se muere de ganas de seguir conociéndote. Tus miedos, tus sueños y tu cuerpo.

Alguien que, después de un día de mierda en el que se sienta perdido, se encuentre en tus brazos con un vino tinto en la mano, hablando de todo y arreglando su mundo contigo.

 

 

El AMOR no correspondido es una putada, lo sé. También he vivido en un estado permanente de domingo lluvioso. Pero incluso en el momento más álgido de la tormenta,  he pensado que mucho peor sería conformarse con alguien que no es bueno para ti solamente por miedo a estar sola.

Así que, ¡dale puerta a ese tímido que está perdido en la vida, amiga! Sal a la calle, vive tu vida sin buscarlo y aparecerá. Está por allí y, como dice una amiga mía:

“El tuyo no te lo quitará nadie”