Hay muchas cosas que me no me gustan en este mundo: las palomitas dulces, la gente que no pone el intermitente en las rotondas, los móviles en el cine… Pero si hay algo que odio por encima de todo es a esos tíos que van de aliados pero sólo quieren meter su nabo en caliente.

Me explico. Yo tengo muchos amigos hombres. Algunos altos, otros bajos. Algunos guapos, otros feos. Algunos serios, otros cachondos. Hay de todo, pero por norma general les quiero por igual porque para eso son mis amigos. ¿Entonces cuál es el problema?

Pues todo surgió el viernes 8 de marzo, Día de la Mujer. Yo me puse mis zapatillas favoritas y fui a la manifestación de mi ciudad con un par de amigas. Sorpresa la mía cuando me encuentro a Luis allí. ¿Sorpresa por qué?, diréis. Pues porque conozco a Luis desde que tengo 7 años y no es precisamente un representante del movimiento feminista. ¿Y eso?, os preguntaréis. ¿Veis esos tíos que cuestionan la cantidad de maquillaje que llevan las tías? Esos que dicen que una mujer que va de gamer lo hace solo para llamar la atención… Esos que miden la valía de una chica por el largo de una falda… Ya sabéis, tíos gilipollas. Pues así era Luis, y precisamente ese fue el motivo por el que nos dejamos de llevar.

Aun así decidí darle un voto de confianza porque bueno, nunca se sabe, la gente cambia. Hablé con él y se mostró MUY interesado en conocer a mis amigas. También me dio bastante la chapa preguntándome por mi vida. Después me empezó a hablar de la importancia del movimiento feminista y de todas las cosas que hacen los hombres y que están fatal de la vida. Eso sí, en ningún momento hizo autocrítica reconociendo sus cagadas del pasado.

La manifestación acabó y yo me fui a mi casita feliz de la vida. Pasan los días y yo sigo con el reconcome detrás de la oreja. Luis le da me gusta a cosicas feminista y oye, por mí genial, uno más en la lucha, pero hay algo raro en todo esto… Resulta que aunque no nos llevamos desde hace un tiempo, seguimos estando en el mismo grupo de WhatsApp con otros amigos en común, y… ¡SORPRESA! Allí Luis sigue siendo el mismo machista y gilipollas de siempre.

Pues como Luis hay muchos. Tíos que van de súper aliados de cara a la galería porque consideran que es lo políticamente correcto o porque quieren echar un polvo, pero que siguen haciendo los mismos comentarios de machirulos de siempre. Los que te dan la razón en Twitter, pero cuando vuelven a su grupito de simios involucionados siguen con el “unga unga vaya zorra esa que no quiere nada conmigo”. Y mira, qué queréis que os diga, pero cuando me topo con un señoro prefiero verlo venir para mandarle a la mierda prontito y no perder tiempo.

Autora: Ana Katana