Primero y antes de nada ¿A ti te ha pasado? Porque a mi sí me han soltado el típico «No tenemos talla para ti» y creo que también debemos ser sinceras con nosotras mismas y admitir si nuestra reacción es desproporcionada o no.

Hay muchas maneras de recibir y de emitir un “No tenemos talla para ti”. Yo hoy te voy a contar una experiencia en concreto por la cual, la mongola que me atendió se merece que ponga su nombre en la entrada del Guggenheim de Bilbao.

Primero te voy a poner en situación: había salido de una relación muy tóxica de varios años y cuando por fin empecé a sentirme bien conmigo misma, yo estaba en una talla 48. Si, tenía sobrepeso pero ¿Eso quiere decir que no tenía derecho a sentirme sexy? ¡NO! El caso, uno de los hábitos que decidí implementar en mi rutina diaria para sentirme a gusto con mi cuerpo, fue forzarme a cuidarlo, entre otras cosas, poniéndome lencería bonita.

no tenemos tallas para gordas

Hacía mucho que no me ponía lencería especial, pero siempre recordaba que antes de mi relación, cada vez que me ponía lencería bonita y me encendía un par de velas, me sentía bien, fabulosa ¡Una diva!. Tenia muchas ganas de volver a sentirme poderosa de nuevo. Así que me armé de valor y salí en busca de varios conjuntos de lencería para recuperar esa parte de mí que tanto echaba de menos. Esto no es algo fácil ¿Vale? Comprar ropa cuando has subido 4 tallas en menos de 1 año puede ser bastante traumático, pero bueno, lo tenía bajo control, o eso pensaba.

Entré a varias tiendas y la verdad, no era fácil encontrar ropa interior sexy y delicada para mi talla, pero las dependientas me ayudaron. Me enseñaron modelos, me probé varias cosas… bueno, tenía opciones. Aunque si te soy totalmente sincera, me deshice un poco por dentro al comparar mi cuerpo, con el cuerpo que tenía un año atrás y el hecho de que las opciones de ropa interior no fueran muy abundantes, pues me tocó un poco la fibra sensible.

El caso, que decidí probar en una última tienda, una tienda exclusivamente de lencería, ropa de baño y pijamas que – PUNTUALIZO – habían hecho una campaña con modelos plus size.

Tampoco tenía demasiadas esperanzas en encontrar el body de mi vida, pero bueno, yo entré y me puse a echar un vistazo. No pasaron más de 5 minutos antes de que una de las dependientas se acercara a mí y me preguntara con cara de zorra suprema “Oye perdona ¿Qué es lo que estás buscando?”. “No, nada, algún body o lencería bonita, estoy mirando un poco, gracias” Le contesté amablemente.

Ella me miró de arriba abajo y me dijo “Aquí no tenemos cosas para ti ¿Eh?”. Yo la miré a los ojos y le pregunté “¿Hasta qué talla tenéis?”. “No, aquí tenemos tallas para gente normal, ósea, para ti no desde luego” Me respondió.

Ni si quiera me dijo cual era la talla más grande, en el resto de tiendas había tenido algunas opciones, vale, no muchas, pero al menos no me habían tratado como si tuviera un cartel en la puta frente que pusiera “¡Ey!¡Hola! Aborda mi libertad por favor, fáltame al respeto, estoy gorda, me lo merezco”

Aquella dependienta se me quedó mirando como si estuviera esperando que saliera de la tienda. No sé, como si se avergonzara de que una chica de 27 años, con 1.80 m de altura y una talla 48 contemplara probarse algo. Y lo mejor de todo es que en el escaparate tenían dos posters de chicas plus size en lencería fina. ¿Cómo te quedas?

Yo me lo tomé muy mal. Me fui de la tienda amablemente y no tuve fuerza para volver a las tiendas anteriores y comprar, me sentía una mierda.

Primero, por la capacidad de faltar al respeto a una persona que no conoces de nada ¿Y si llego a tener depresión clínica? ¿Cómo podemos consentir tratarnos entre humanos así los unos a los otros?

Segundo, me pareció una falta de profesionalidad rotunda. Una persona que está de cara al público debería saber comportarse. Debería ayudar en lo necesario al potencial cliente y poner siempre su mejor cara. Si no eres capaz de hacer tu trabajo como deberías, metete en un barril y no interactúes ni con tus pedos.

Creo que como chica de talla grande, entiendo y asumo que no encontraré ropa para mi cuerpo en todas las tiendas del universo. A nadie le queda todo bien, ese no es el problema. El problema es cuando te encuentras con gente que intenta convencerte de lo siguiente: El hecho de que cierta ropa no te siente bien, debería hacerte sentir mal y deberías avergonzarte por ello.

¿Sabes lo que te digo? ¡Que les follen el anito con dolor y alevosía!

M.Arbinaga

 

Foto destacada de Evas Intimates