Verano es siesta. Es siesta en hamaca, en sofá de sky con colcha encima, sobra la cama sin deshacer, en el suelo viendo la tele y comiendo polos con tus primos o hermanos cuando eras chica, en una colchoneta inflable, donde sea pero siesta. 

Verano es desayunar tarde, comer tarde, cenar tarde y dormir tarde aunque madrugues. 

Verano es olor a crema protectora para el sol y a aftersun. ¡Oh, sí! Verano es muy  eso, muy mucho, ese olor es bien. 

Verano es gazpacho de tomates del huerto, limonada con mucho hielo y tinto de verano, nunca mejor dicho. Es el placer del frescor, lo líquido y el sabor. 

Y verano, nenas, es tener el entreteto y el bajoteto como una carnicería del pifostio que se te forma ahí mismo del sudor. Sí, Mari, que no es nada literario y suena que hasta duele pero, joder, nos sudan los bajotetos y entretetos en verano cosa mala. ¡Y no hablamos de ello con naturalidad, muchachas! 

A ver, que a lo largo de mi vida escotil (escotil=palabro que no sé si existe pero que yo me invento porque me viene bien ahora), yo misma he tenido temporadas de pocas, medianillas y abundantes perolas y he de decir que, cuando la carne abunda bajo el sostén, el sudor hace estragos en la bajotetera y el entretetil. Sudor, escozor, erupciones y rascamientos incontrolados,… agobio vivo, tías. Claro, ahí embuchadas cual lomo adobado en el sujetador, a 40 grados y con el roce tetero, imagina. Y sí, eso pasa igualmente con el muslamen y el froti-froti carnal entrepernero, pero parece que está más extendido y hablado lo del muslo-juntismo.

Lo de decir “me sudan las tetas” está en menos conversaciones, no digáis que no. Y lo cierto es que nos pasa, y si nos pasa se tiene que decir, y si se tiene que decir se dice y punto redondo. 

Me sudan las tetas, hay que decirlo más

Yo he llegado a ponerme salva-slip (que yo decía “esto que va a salvar, si me arde vivo”) o camisetitas finitas de algodón, redobladas en la cinturilla del suje, para intentar calmar semejante malestar pero ni con esas, eso picaba que daba gusto y encima daba calor. Que sí, que hay cremitas , desodorantes y cositas al alcance de la mano pero cuando te cueces por las calles mientras cae Lorenzo sobre el mundo, tus domingas sudan de lo lindo. 

Y ahora diréis “¿empieza escribiendo casi poesía de los detalles maravilla del verano y te encuentras de pronto con que le sudan las peras?” Pues así soy yo, ¿qué hago? ¿me mato? 

Por cierto, ¿he dicho sostén?  

La Rural Woman.