Una ruptura es como intentar recoger los escombros de una casa en ruinas con un cubo y pala de la playa, pero mira, se consigue.

Pasas por diferentes fases de duelo, por estados de ánimo dispares según el día y por escenas de cosas que podrían haber pasado y no llegaron a suceder. No obstante, una de las fases más importantes es agradecer a la persona que ha arrasado con tu vida anterior el desorden que te ha regalado.

Sí, hoy estoy poética de más, pero es la verdad más grande que ha caído entre mis manos. Piensa que aprendes a caminar de nuevo tras una caída y la vida te regala momentos que no esperabas tras el desastre.

Te vas a ver envuelta en situaciones en las que tu mente no va a saber por donde tirar, pero ahí es dónde está la magia. En tu nuevo escape room de emociones vas a poder encontrar una salida tarde o temprano y es eso lo que tienes que valorar.

A partir de ese momento vas a apreciar las risas con tus amigas, el tiempo de calidad con tu familia, el encontrar nuevos hobbies y actividades que te llenen y dejar que entren nuevas personas a tu vida.

Si no llega a ser por esos cambios, por esos momentos de oscuridad y dolor, no sería quién soy ahora.

Reconstruirse es una de las mejores y peores cosas que nos puede pasar, porque encontraremos nuevos materiales, organizaremos mejor nuestro espacio y sabremos a quién debemos dejar entrar a nuestra humilde morada.

Gracias por ponerme en esta situación y darme cuenta de que soy capaz de salir de ella. Gracias por mostrarme que realmente solo necesitaba creer en mí y quererme como es debido, porque así me he demostrado que era capaz de superarlo.

Te debo una gran gratitud por la ayuda que me has ofrecido todos estos años, pero que sepas que soy una tía muy resolutiva y que puedo sola. He sabido levantarme por mi propio pie y ahora, como dice mi amiga Shakira, soy triple M, más buena, más dura y con más level.