La vida es eso que pasa mientras cambias de novio.

¿Nunca has tenido la sensación de que le has dado prioridad a los amoríos antes que a tus amigos?

Yo sí y me he dado cuenta de que ha sido un craso error. Estoy rozando los 40 y puedo afirmar que no tengo amigos y no sé cómo conocer a más gente.

Mis amistades han ido menguando cada vez más.  Las compañeras del colegio, del instituto o de la universidad han ido haciendo sus vidas y hemos dejado de escribirnos; tan solo compartimos algunos likes o corazoncitos en las publicaciones. La gente que pensaba que estaba a mi lado ha ido desapareciendo y no quiero hacerme la víctima, pero da mucha pena cuando eso ocurre.

bye

Ir a conciertos, viajar, cenas los viernes y llamadas interminables son algunas de las cosas que siento que me he perdido y no he tenido por estar más pendiente de ir detrás de señores que ‘me hacían sentir especial’.

 

¿Sabes cuál fue mi problema? El autoestima. Como yo no me quería, ni aceptaba ni priorizaba, iba detrás de un novio a otro con la intención de no sentirme sola, querida y especial.

Por eso me he dado cuenta de que he sido bastante tonta. Cuando me llamaban para salir, tendría que haber ido. Si empezaba a salir con alguien, no tendría que haber sido prioritario ese individuo en lugar de los amigos que me han acompañado siempre. Si me llamaban, seguro que habían más temas de conversación que las ilógicas aventuras de los señores que me ponían los cuernos y así un suma y sigue.

 

Puede que esta no sea tu situación y que no hayas sido nunca tan petarda como yo, pero si por un momento te sientes un poquito identificada, repite conmigo: 

¡Más amigos y menos amoríos!