Nunca fui muy fan de echarme productos en el pelo, siempre he llevado el pelo corto y despeinado y pasarme horas atusándome hasta el último pelo para conseguir el perfecto “peinado despeinado” era y es algo que no entra en mis planes.
Sin embargo hoy vengo a contaros que desde hace un tiempo a esta parte tengo un nuevo aliado para mi pelo, la cera en polvo OSIS+ de Schwarkopf, marca impronunciable si no quieres escupirle al que tienes en frente, pero que tiene productos cosméticos muy interesantes.
¿Qué cómo llegué a este descubrimiento? Pues supongo que mucho tuvo que ver el cambiar de ciudad.
Siempre he tenido el pelo muy fino, ideal para plancharlo, fácil de peinar, pero con un inconveniente, cuesta mucho darle volumen… Algo que nunca me importó pues siempre he estado viviendo en sitios con mucha humedad, la pesadilla del pelo encrespado para muchos jugaba siempre a mi favor hasta que llegué a esta ciudad, capital del COVID en España, el llamado Wuhan español… tampoco quiero dar más detalles por miedo a que empecéis a stalkearme… XDD
No sé si es la contaminación, si es la cal del agua (mucha o poca, nunca me quedó claro), la falta de humedad… muchas han sido mis suposiciones desde que mi flequillo loco dejó de serlo para parecerse más al de un abad del siglo XV.
Con esas pintas me encaminaba a la peluquería hará un par de semanas, sin saber que mi vida cambiaría en poco más de una hora y por un saldo de -15€ en la cuenta corriente.
No os voy a engañar, me gusta ir a la peluquería y charlar de cómo va el país, de qué hace la gente para divertirse durante la pandemia y sobre todo para ver qué hacer con este pelo que me ha tocado llevar en esta ciudad… la respuesta siempre era la misma, cera, gomosa, tienes que calentarla frotando un rato tus manos y aplicártela en el pelo…. No sé vosotros, pero yo la he probado varias veces, me he quedado con los de Pumuki y salía a la calle teniendo la sensación de que se me había cagado una bandada de pájaros en la cabeza.
Cuando la chica me volvió a sugerir la cera de siempre me entraron ganas decirle ¿qué tal si te la echas tú en el parrú? Pero en lugar de eso le contesté con un educado “la he probado varias veces y me da la sensación de tener el pelo sucio, no me termina de convencer, gracias”… entonces la peluquera me hizo un gesto como de “espera que te voy a mostrar la quinta esencia en cuidados capilares” y yo aguardé atenta, quedándome ojiplática cuando la vi sacar de un cajón lo que parecía un salero.
Me secó bien el pelo y después empezó a salpimentarme y amasarme el pelo como si estuviese preparando unas albóndigas, “es importante que penetre bien, que el polvo se quede lo más pegado a la raíz para fijar bien el peinado después”… y voilá!!! Me peiné con las manos y un poquito de secador y me quedó fetén, nunca se vio una sonrisa tan grande al salir de la pelu, lástima que con la mascarilla la gente no la viese.
A mí me ha cambiado la vida este producto y si he de ponerle una pega es que hay que taparle algunos agujeritos porque salpimienta demasiado así de primeras, pero por lo demás me parece un producto muy top para las que queremos conseguir volumen sin necesidad de recurrir a potingues más o menos pringosos.
Ahora no salgo a la calle sin él, mi flequillo loco ha vuelto y esta vez decidido a quedarse.
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