Seguro que todas hemos oído hablar del nuevo alimento más saludable de este siglo XXI y no, no estoy hablando de nuestro queridísimo aguacate. Hoy vengo hablaros del kéfir que como su nombre turco indica, significa «bendición» y es que, para que voy a mentiros, no existe nombre más indicado.

No os voy a negar que este alimento tiene un sabor un tanto peculiar, pero es como tantas otras cosas en esta vida, o lo odias o lo amas. Pero, yo de ti, no desperdiciaría la oportunidad de comprobar si has merecido el honor de estar en el grupo de las segundas. Si os vais a adentrar en el extraordinario mundo de las kefirianas, os recomiendo empezar por la marca Pastoret, puesto que sus vacas pastan al aire libre y, es la que tiene el sabor más suave y gustoso.

¿Qué os parece si entramos en materia?

El kéfir es una bebida de textura y de olor semejante al yogur pero un poco más líquida y agria, elaborada a través de la fermentación de unos gránulos llamados del mismo modo. El resultado final de esta fermentación, es un magnífico probiótico que facilita la digestión y mejora las defensas del organismo, gracias a su compleja composición, formada por bacterias y levaduras responsables de proteger y regular tu sistema digestivo. Pero no todo termina aquí, puesto que, para las personas que asimilamos mal la leche, este alimento supone nuestra salvación ya que dispone de menor cantidad de lactosa posibilitando de este modo, una mejor digestión.

¡Conozcamos sus beneficios!

Esta leche o yogur, como prefiráis llamarlo, gracias a su característica de probiótico que he comentado antes, ayuda a regenerar la flora intestinal, siendo el mejor aliado para personas que sufren indigestión, retortijones, estreñimiento o diarrea. Vamos, cualquier problema con vuestra barriguita. Además, chochos míos, en los últimos tiempos no hemos dejado de estar preocupadas por la candidiasis y la cistitis, por lo que me llena de placer informaros de que el kéfir previene estas enfermedades, reduciendo considerablemente las probabilidades de padecerlas. (Aún así no os olvidéis del sagrado pipi posterior al kiki).

¿Pero eso… ¿Cómo se come?

El kéfir tiene más presentaciones de las que os imagináis. Empezaremos por el gran conocido desayuno de este yogur combinado con muesli, copos de avena, cookies o frutos rojos; o bien a través de la elaboración de diferentes batidos de fruta. Pero no podemos olvidar, que este también es un ingrediente fabuloso para crear platos más elaborados, os he seleccionado tres de mis favoritos, incluso con opciones vegetarianas: pollo en salsa de cacahuete y kéfir; brócoli y huevo duro en crema de kéfir; y las dulces crepes con base de kéfir.

Entonces…, ¿te atreves a probarlo? 

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Laia Tienda

 

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