Madre no hay más que una. Eso lo sabemos todos. Y aunque a veces me saque de mis casillas, yo a la mía, la adoro. Ha sido, es y será siempre una luchadora. Ha sacrificado muchas cosas para que a mi hermana y a mí no nos falte nunca de nada, y a veces, pienso que no sabemos valorarlo lo suficiente. O si más no, a veces no sé cómo demostrarle lo agradecida que estoy por todo ello.

Una, que ya tiene una edad, con el tiempo empieza a valorar mucho más las experiencias que pasa con las personas que quiere. Por eso, después de leer este artículo en el que nos presentan  un estudio que ha demostrado que pasar tiempo con tu madre alarga su vida, he decidido compartir con vosotras diferentes formas que tengo de compartir tiempo de calidad con mi madre.

Porque ya sabemos que a veces el día a día nos absorbe demasiado. Y en mi caso, además se suma que tanto yo como mi hermana vivimos en ciudades diferentes. Por eso, es más importante todavía buscar momentos de calidad para compartir juntas.

  1. Llamarnos mínimo una vez a la semana. Ya sé que parece algo obvio, pero a veces no lo es tanto. Hablamos varias veces entre semana, pero me refiero a llamadas de calidad. Nosotras tenemos claro que los domingos son nuestro día para contarnos con calma cómo ha ido la semana.
  2. Dedicar al menos un día exclusivo al mes para nosotras. Aunque solemos vernos a menudo, siempre intentamos reservarnos un día las tres para pasarlo juntas.
  3. Regalar experiencias. Cuando llegan navidades o cumpleaños, siempre intentamos regalarle a mi madre experiencias para compartir con nosotras: entradas al teatro, a musicales, sesiones de spa, cursos de cocina, etc. ¿Hay algo mejor que compartir cosas que te gustan con las personas que más quieres?
  4. Compartir aficiones. A veces parece que no tenemos nada en común con nuestras madres, pero quien busca, encuentra. Yo tengo que agradecerle a la mía mi pasión por la lectura. Así que como buenas “devoradoras” de libros, esto nos ayuda a compartir momentos juntas.
  5. Salir juntas de compras. Aunque mi madre y yo tengamos estilos muy diferentes, ella ha vivido y sufrido todos mis complejos e inseguridades. Por eso, sé que su opinión será sincera, y si hay algo que no me convence, siempre recurro a ella. Lo que se traduce en días de shopping por todo lo alto.
  6. Compartir unos días de vacaciones. Adoro viajar y escaparme de la ciudad siempre que puedo, pero procuro reservarme unos días para estar con mi madre. Además, intento organizarme con mi hermana para poder coincidir las tres. Aunque reconozco que a veces es misión imposible.
  7. Cocinar juntas. Todas sabemos que como la comida de mamá no hay nada. Como mucho la de la abuela. ¿Qué haríamos sin los miles de tuppers que nos llevamos de su casa cuando vamos a visitarla? Por eso, siempre que tenemos celebraciones en casa, intento ir horas antes para ayudarla a cocinar. Ella feliz de tener ayuda, y yo feliz de aprender a cocinar las recetas que tanto me gustan y que tanto echo de menos. El día que consiga hacer el cordero al horno de mi madre, mi churri como mínimo me pide matrimonio.
  8. Contar una con la otra. En mi caso somos tres mujeres muy independientes, y esto hace que en ocasiones, por no preocupar a las otras, aguantemos carros y carretas estoicamente. Pues bien, nos hemos marcado una norma básica: No somos superwoman. Así que si hay algo que nos molesta, necesitamos ayuda, consuelo, consejo, un hombro en el que llorar, o lo que sea, SIEMPRE contamos unas con las otras.

¿Y vosotras? ¿Qué momentos compartís siempre con vuestras madres?