Chicas, pocas veces en mi vida he pasado tanta vergüenza como hoy, de verdad os lo digo… Jamás me había pedido yo un juguete sexual ni nada de eso, tengo un satisfayer que me regalaron mis amigas hace dos Navidades Y YA. Pues bien, llegó el momento, me pedí un pito y se lo dieron al vecino.

Yo vivo en un pueblo, nada de ciudades con edificios de veinte pisos en el que los vecinos se niegan a recogerte el paquete por miedo a que les vayan a robar. Aquí todos nos recogemos todos, nos conocemos todos y es prácticamente una comuna.

Pues bien, hace unos días me pedí un dildo con forma de pene, de los de ventosa, de los que se pueden pegar en cualquier parte… ¿por qué lo hice? Pues aún no lo tengo claro, pero creo que fue porque vi un vídeo porno en el que una chica se lo pegaba en la pared de la ducha y lo pasaba genial. Me dio envidia y me dije a mí misma, ¿por qué no vas a hacer tú lo mismo?

Así que nada, tarjeta de crédito y palante.

Me decía que tardaría 48h en llegar y ya estaba yo imaginándome todos los sitios en los que lo iba a pegar para cabalgarlo… quiero aclarar que yo teletrabajo, que casi no salgo de casa y que soy la que siempre recoge los pedidos de todos los vecinos porque siempre estoy disponible. Ha habido veces en la que el repartidor ha venido directamente a mi casa sin tocar el timbre del usuario comprador, pa que os hagáis una idea.

Pues bien, la polla decidió llegar JUSTO cuando estaba en Mercadona. Voy UNA vez a la semana (y si eso), como mi pueblo es pequeño aquí no hay, así que me tengo que coger el coche e ir al pueblo de al lado. Tardo más o menos una hora y pico, pues bien, justo en ese tramo horario, llegó el repartidor con mi paquete, sin llamarme ni preguntar ni nada, se lo dio al vecino.

Si sois de pueblo entenderéis que esto aquí es un poco normal, si sois de ciudad os echaréis las manos a la cabeza como han hecho mis amigas que viven en Madrid. ¿¡Pero como no te llama para preguntar a quién se lo deja?! Pues sin llamarme, queridas, aquí cada uno va a su bola.

El vecino lo recoge, yo no lo sé. A mí no me llega, yo me preocupo. Enciendo el ordenador, miro el estado del pedido ‘entregado’. ¿Cómo que entregado? ¿Entregado a quién si se puede saber? Mi mente viaja rápido, cómo voy a preguntar quién lo tiene por todo el pueblo, seguro que saben lo que es, Marta tranquilízate que ponía envío discreto, nadie va a saber qué es.

Bajo, pregunto a la señora de ultramarinos, me dice que ella no lo tiene. Voy a la peluquería, tampoco. Le toco al vecino que tiene la casita al lado de la mía… Y me da el paquete… ABIERTO. 

Pedí un pito y se lo dieron al vecino

-Marta, perdona. Cogí el paquete yo, me fui, mi mujer creía que era nuestro, no miró la etiqueta y lo ha abierto, pero no hemos mirado qué hay dentro.

-¿Ha abierto el paquete y no ha visto lo que hay dentro?

-Bueno, a lo mejor ella sí, pero yo no, ¿vale?

-Madre mía, Joaquín, que me muero de vergüenza.

-No es para avergonzarse mujer, aquí todo el mundo tiene derecho a pasarlo bien.

-¡¿Pero si no sabes lo qué es por qué dices eso!?

-Es verdad, es verdad, no sé si te lo vas a pasar bien o no, pero seguro que es algo chulo.

Chulo. Algo chulo. Literalmente utilizó esa palabra. Yo me quería MORIR, que son un matrimonio de toda la vida con sus hijos, sus coches y sus cosas, que han abierto un pollón con ventosa a mi nombre, que sé que no pasa nada, pero que yo soy MUY vergonzosa, que solo tengo un satisfayer y de rebote, ya estoy en Idealista mirando casa en otro pueblo para mudarme, sí lo digo. 

Foto de Daniel Frese en Pexels