No me preguntéis por qué escribo sobre esto, yo tampoco me entiendo. Pero hablando el otro día con una amiga sobre un vecino coñazo me hizo replantearme que sería buena idea hacer un post de la fauna y flora que solemos ver cada mañana al salir y entrar en casa. Vamos allá.

El tío que cambia más de novia que de gallumbos.

El día que repartieron las oportunidades a sufrimiento parejil, él estaba primero en el kiosko y se llevó todas las rifas. Al principio era una personal trainer del gimnasio, pasando por una vegana, una bailarina o una rastafari que tocaba la ocarina en la zona vieja. El chico se emociona, se las lleva a dormir a casa, se las presenta a la familia y luego se desilusiona. La madre no gana para disgustos ni para magdalenas para el desayuno.

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El anciano risueño

Siempre que te encuentra quiere contarte su vida y hablarte de cuando eran otros tiempos y las fincas se separaban por cuatro ladrillos. Le prestas atención porque es buena persona pero desprende un olor a colonia fuerte, que no sabes si se ha echado Varón Dandy o se ha bebido una botella de Anís. La versión femenina es una señora con el pelo de colores, bien de Farmatín, a lo Lucía Bosé, que cuando te da un beso te deja marcada con el pintalabios como si fueras una vaca.

 

 

La vieja cotilla

De ésta en concreto ya hablamos en otro post. Te ha visto nacer, con mocos, con granos o liándote con un tío en el portal de tu casa. Ella lo ha visto todo porque vive pegada a la ventana como la vieja del visillo, rollo «La ventana indiscreta». Es la interpol de la comunidad que avisaba a tu madre cuando te veía con una falda más corta de lo recomendable.

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El niño maleducado

Llora, grita, patalea y obtiene todo lo que quiere. Mira al resto con cara de asco y dice frases malsonantes porque a los padres les hace gracia (y sólo hay una cosa que odie más que un niño maleducado. Sus padres). Lo último es cuando se pone a jugar con una guitarra eléctrica que le dieron por Papá Noel. Qué pena que no le regalasen también una silla a juego.

 

Los universitarios borrachos

A esta gente no te queda más remedio que odiarlos y amarlos a la vez porque un día tú también fuiste como ellos. Les escuchas por el patio de luces con música a todo volumen, bebiendo cerveza y jugando al yo nunca mientras tú cenas una ensalada y miras Sálvame Deluxe. Ya llegaréis, ya…

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La que siempre se queja por todo

Te timbra porque le molesta la aspiradora, porque no quiere que fumes en el balcón, porque te ríes muy fuerte. Porque no va el ascensor, porque ha subido la comunidad, porque no han regado las plantas. Porque respiras. Necesita un polvo que le deje las piernas temblando tres meses y saque esa cara de bacalao con la que mira a todo el vecindario.

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El vecino amable

Siempre te abre el ascensor, te espera en la puerta hasta que entres en el portal aunque estés a 1 kilómetro de distancia. Es muy educado, siempre correcto y por eso mismo da miedo. Éste es el mítico que luego sale en las noticias porque ha matado a su familia pero siempre saludaba.

 

 

¿Y tú, qué vecinos tienes?

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@LuciaLodermann
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