Películas calentorras que no son ni 50 sombras de Grey ni 365 días:
No juzgo a nadie en sus gustos y más aún sabiendo que el tema del deseo sexual es un mundo enrevesado. La cosa es que, a mí, personalmente, esas películas que se basan en empotrador conoce a chica joven e inocente y le redescubre su sexualidad no me van mucho. Quizá porque me gusta más llevar la sartén por el mango o porque, simplemente, busco algo más interesante en una trama. Al fin y al cabo, no por tener mucho sexo explícito la hace más erótica. En fin, por todo esto y más cosas, os traigo mi top 4 (sí, 4) de películas calentorras.
The Dreamers (2003) de Bernardo Bertolucci
Para que las que seáis de mi quinta este peliculón no es ningún descubrimiento, pero quizá sí lo sea para un público más joven. Me consta que a muchas nos acompañó en nuestro despertar sexual y no es para menos.
La historia transcurre en París, en el mayo del 68, durante las revueltas estudiantiles. Un estudiante estadounidense, Mathew, (Michael Pitt) conoce a unos hermanos Isabelle (Eva Green) y Theo (Louis Garrel) en la facultad. Se hacen amigos e invitan a Mathew a pasar unos días en su casa. Con la convivencia llega el roce y el cariño, y empieza a subir temperatura. No apta para mentes cerradas.
Lo que más me gusta: la atmósfera parisina, los desnudos sensuales y generosos, las referencias al cine clásico y al arte en general, la mención a la menstruación sin tapujos.
Lo que menos: la relación de Isabelle y Theo.
Castillos de cartón (2009) de Salvador García Ruiz
Basada en la novela homónima de Almudena Grandes (la cual recomiendo también) cuenta la historia de una relación a tres entre unos estudiantes de Bellas Artes en el Madrid de los 80. Es tierna, es compleja, es muy explícita y aborda temas como los celos, la baja autoestima, los prejuicios sociales en torno al sexo y las relaciones, los bloqueos sexuales tanto en hombres como en mujeres… Vamos, que hay de todo y amenizado con una banda sonora que a mí personalmente me enamoró.
Lo que más me gusta: lo naturales que son todos en las escenas de sexo, empezando por Adriana Ugarte, que interpreta a la protagonista femenina.
Lo que menos: me cuesta ponerle pegas a Almudena Grandes. Supongo que el final me sabe a poco en comparación con el libro, pero es lo que tienen las adaptaciones.
Room in Rome (2010) de Julio Medem
Aunque el director sea español el título está en inglés porque se rodó en ese idioma. Salvo dos apariciones fugaces, la película se basa en la relación que surge entre las dos protagonistas, Alba (Elena Anaya) y Natasha (Natasha Yarovenko), dos desconocidas que se cruzan en Roma y deciden pasar su última noche en la ciudad juntas.
Independientemente de tus inclinaciones sexuales te aseguro que no te dejará indiferente. A pesar de no ser perfecta, me encanta cómo la película afronta todo ese trance de conocer a una persona, establecer conexión con ella, las diferentes etapas en el deseo y la atracción, incluso siendo todo tan breve y precipitado. En resumen, una película calentorra.
Lo que más me gusta: la sensualidad que rezuma de principio a fin. Desde la música hasta la propia la habitación de hotel, sin pasar por alto que ambas actrices nos transportan a un mundo muy sensorial y puramente erótico.
Lo que menos: que parece que una hace “de hombre” y la otra “de mujer”.
Curiosa (2019) de Lou Jeunet
Me encanta por muchos motivos. Si te van las series de época y la atmósfera victoriana, es tu peli.
Está basada en la vida de Marie de Régnier, una escritora francesa de finales del siglo XIX cuyo padre le concertó un matrimonio de conveniencia con otro escritor, Henri de Régnier, estando ella pillada hasta las trancas por su mejor amigo, el fotógrafo Pierre Louÿs. ¿Veis por dónde voy? Triángulo amoroso, poesía subidita de tono, desinhibición total y una pasión desenfrenada por hacerse fotos en pelotas y en toda clase de posturas, que ríete tú del sexting de ahora.
Lo que más me gusta: se nota que está dirigida por una mujer, entre otras cosas, porque hay referencias al placer femenino.
Lo que menos: (SPOILER) la escena de la violación se me hizo agónica.
Ele Mandarina
