Pelo de chocho y otras maneras lindas de hablar de las características físicas de los demás.

 

Desde muy pequeña, cada vez que mi madre me llevaba a la peluquería para cortarme el pelo, ocurría lo mismo: La peluquera (todas, porque no creáis que era siempre la misma, que no era siempre ni siquiera la misma peluquería), salía con su consejo no pedido de que por qué no mejor también me alisaban el pelo; algunas no se quedaban solamente en lo de pasar el secador, no señores, sino que, con tono condescendiente, como si estuviesen haciendo una obra de caridad o un favor que fuese a salvarme mi futuro femenino, le hablaban a mi madre de productos para “suavizarme el rizo”. Por suerte, mi madre siempre contestaba diciendo que mi pelo era precioso así tal cual y que de hecho ojalá ella lo tuviese así, porque le encantaba.

Punto para mi mamá, que no permitió que desde tan temprana edad me empezasen a moler así el autoestima como para un día marcarme un rapado a lo Britney.

Para que me podáis entender mejor, me explico: Tengo el pelo rizado. Muy rizado. No llega a ser afro pero sí que tengo un patrón de rizo bastante cerrado.

pelo rizado

Además, como curiosidad, soy la única en mi familia que tiene el pelo así; es decir, tanto mi papá como mi mamá, como mi hermana y abuelas, tienen el pelo lacio. ¿Y entonces cómo es que yo fui bendecida con este pelazo?, pues al parecer, según me contaba mi bisabuela, ella aunque ya de mayor, por las canas, tenía su pelo de nieve súper lacio, siendo joven lo había tenido rizado; no sé si tanto como yo, pero rizado al fin y al cabo.

 

Mis primos, uno de ellos maravilloso como él solo (entiéndase el sarcasmo), solía burlarse de mí con todo tipo de motes, de entre los cuales recuerdo especialmente uno que se sacó del anuncio de unas galletas en las que aparecían unas hormigas marrones con rastas; las galletas se llamaban Sorbeticos, así que así me llamaba él: Sorbetico, por las hormigas Bob Marley.

Crecí escuchando a mucha gente referirse a mi pelo como pelo chocho, pelo de negra (porque ese era “el problema”, claro, que el pelo rizado suele asociarse a raíces africanas), pelo quemado, y hasta pelo de estropajo. Pero por increíble que parezca, yo jamás odié mi pelo.

 

Y eso que siendo honestas, ni de niña ni de adolescente me dediqué a cuidarlo mucho, y ya os digo yo que el tener pelo rizado no es como piensa alguna que otra que me ha llegado a decir que qué alegría porque así no tengo que peinármelo. Claro, porque ¿Qué más da que me lo peine o no, verdad?, si igual se va a ver hecho un desastre… Pues no, no es un desastre, es salvaje, tiene personalidad, y mucha, pero también es verdad que hay que cuidarlo y darle sus mimos, aunque bueno, nada que no necesite cualquier melena, porque digo yo que nadie se levanta con el peinado de Marilyn Monroe.

Sí, mi pelo es salvaje y no desordenado, porque siempre hay dos modos de ver las cosas y yo elijo el bueno, como hace poco que la personita más especial de mi vida me dijo, ante mi comentario de que no quería una foto recién levantada porque estaba despeinada, que yo nunca estoy despeinada, que mi pelo siempre es bonito. ¿Vemos la diferencia entre no te peinas porque no hay nada que hacer, y no necesitas ni peinarte porque siempre estás igual de fantástica?

pelo de chocho

Pero hay quienes van por la vida soltando adjetivos acerca del físico de los demás como si nada: Pelo-chocho; culo-tabla; uniceja…

Como si no estuviésemos hablando de personas, como si nuestra opinión contase, como si no pasara nada. Cuando sí que pasa, por supuesto que pasa, porque yo tuve la suerte de contar con una mamá con sentido común que me protegió durante una etapa en la que cualquiera de aquellos comentarios pudo haberme hecho polvo para siempre, pero ¿qué pasa con quienes no cuentan con nadie?, ¿qué pasa, de hecho, con aquellos que ya de por sí no pueden mirarse al espejo porque no les gusta su nariz, o con quienes sufren anorexia, o con quienes quisieran tener una copa C pero tienen una A? ¿Quién nos ha dado derecho para hablar de los kilos de más o de menos de alguien?

En lo que a mí respecta, ahora que soy toda una reina empoderada, amo todavía más mi pelo, y tanto, que lo considero lo más característico que tengo en cuanto a mi físico, lo luzco con todo el orgullo que me cabe en el pecho y cuando alguien me “sugiere” que me lo alise para cambiar de look por una vez, sin titubeos le contesto que no me gusto con el pelo lacio sino con mi precioso pelo rizado.

Total así es como soy, mi pelo es parte de mí y a quien lo vuelva a llamar pelo-chocho, le diré lo mismo que le dije a uno una vez: “Sí, pelo-chocho, como los que te gustan a ti.”

 

Lady Sparrow