Dicen que a las personas se les pueden clasificar en dos categorías según como se despiertan por las mañanas.

En el primer grupo están las personas que son todo buen humor, sonrisa y la alegría de la huerta. En el segundo grupo estoy yo: Bruta, Ciega y Sordomuda.

Lo mejor es no hablarme, porque lo más probable es que te conteste con alguna barbaridad, como poco borde y seca. Eso y que mis necesidades básicas a primera hora de la mañana deben ser cubiertas de forma urgente todas al mismo tiempo: comer, mear y, si tengo la suerte de tener a alguien al lado, follar (no caerá esa breva). Por lo que sí, por las mañanas estoy de lo más Bruta.

No veo. Ya pueden haber entrado en casa a robar que no me entero. Mientras esté todo bien en el cuarto de baño, la leche, la taza y el colacao en su sitio y el abrigo para salir de casa colgado en el perchero… del resto de cosas de la casa ni me entero. Así que también soy Ciega.

Y en situaciones normales, creo que las primeras palabras que pronuncio cada día son al llegar al trabajo. Los miembros de mi familia no me dirigen la palabra, porque ya saben que estoy en modo bruta y es mejor que no me hagan hablar. Y las veces que se les ocurre decirme alguna cosa hago como que no oigo para no tener que contestar (mejor evitar las riñas mañaneras, porque se que con mi respuesta es lo que voy a provocar). Y claro, a mi por iniciativa propia no me oiréis decir ni media. Lo de desear los buenos días es normal entre las personas de la otra categoría, no entre los de la mía. Por lo que por las mañanas paso perfectamente por Sordomuda.

Menos mal que luego remonto y enseguida, una vez me activo, soy todo amabilidad y dulzura (bueno, lo podemos dejar en una persona normal), pero nadie sospecha de mi “Shakirismo” mañanero. Porque como yo misma me describo, por las mañanas soy Shakira: Bruta, Ciega y Sordomuda.

 

@sandecesbybertabo