Tenemos (casi) claro que no es necesario nada concreto para dejar de querer a alguien con quien se mantiene una relación amorosa y, en consecuencia, romper con esa persona. Puedes dejar a alguien por infinidad de motivos. ¿Por qué no lo vemos tan claro con nuestras amistades? Parece que si somos amigas debemos serlo hasta el fin de los tiempos y en aras de eso o tragamos con todo, intentando adaptarnos (sacrificando quienes somos) o procuramos que vaya pasando desapercibido hasta que cesa (vamos un ghosting en toda regla). ¿Por qué es tan difícil romper con las amigas?

En las amistades toleramos y aceptamos cosas impensables. Cosas que jamás permitiríamos en alguien que conociéramos por primera vez. A veces ni nos vale con que haya un golpe a nuestro bienestar para poner punto y final. Creemos que el tiempo, el cariño, el “qué dirá” el resto del grupo, son motivos de peso para sacrificar quienes somos, nuestros sentimientos y nuestro tiempo. Motivos que nos hacen mantenernos “fieles” a relaciones que ya no tienen propósito.

¿Qué nos pasa? ¿Por qué es tan difícil romper con las amigas?

Hay amistades que cambian tanto que si te pararas a pensar por un segundo “si yo conociera a esta chica hoy ¿me haría su amiga?” te darías cuenta de que tu respuesta sería un rotundo NO. Y, sin embargo, ahí seguimos, consolándonos con un bueno es que nos conocemos desde hace tanto, siempre ha sido así, ahora está pasando por noséqué, hay mucho cariño,… Empiezas a poner excusas más típicas de un matrimonio de ancianos que no se soportan pero que son presos de los convencionalismos de su época que de alguien a quien han educado (o se está educando) en ser libre y dueña de sí misma por encima de todo ¿qué nos pasa?

Nos pasa que duele. Nos pasa que es uno de los símbolos más reales del crecer, del avanzar, del paso del tiempo. Decir adiós a las amistades, cerrar capítulos con personas que han estado en otros tantos antes es una señal inequívoca de que ya no es lo que era. Y todos sabemos lo difícil que nos resulta eso.

¿Y por dónde empiezo? ¿Cómo sé que realmente esa amiga mía no debería serlo más?

Para mí, empieza por responder, de verdad, esta pregunta ¿quiero a esta amiga mía? Porque, ojo, como en las relaciones amorosas, en las de amistad HAY QUE QUERER.

No solo hablo de querer a tu amiga sentimentalmente si no de querer verla, querer estar con ella, querer hablar; querer compartir cosas, las pequeñas y las grandes; me refiero a que hay que querer enfadarse cuando te hacen daño porque no hay miedo a que no haya reconciliación porque quieres que la haya. Hay que querer enorgullecerse de sus éxitos y querer entender sus errores. Hay que querer los cambios que vengan y aceptarlos.

¿Quieres a tu amiga? No hay respuesta incorrecta, pero si es un no, tienes que dejar esa amistad.

Si encima nos metemos a analizar las amistades cuya base y fundamento es clasificado de tóxico por cualquiera con dos ojos, entonces apaga y vámonos. Pero esto nos daría para un libro entero.

No digo que sea fácil, pero tenemos que trabajar por saber poner punto y final. Y sobre todo por saber que ese punto y final no es malo ni tiene un culpable.

Hay veces que sin querer no nos hacemos bien, no somos lo que necesitamos o no encajamos más con ciertas personas. Hay que dejarlas ir y tenemos que luchar porque nos dejen ir. Eso no resta a lo vivido, los recuerdos ni el cariño compartido. Es más, yo diría que saber hacerlo a tiempo, protege su valor.

abrazo entre amigas

Las amistades son para siempre no por ellos los amigos. Siempre tendrás lo que fue, a veces no lo que podría haber sido. Y eso está tan bien que a veces es lo mejor.

Querida, amiga. Queridísima de hecho. Gracias por todo. Gracias por no haberme faltado durante tanto tiempo. Por las risas, las fiestas, los lloros y los abrazos. Por ayudarme a escapar de la realidad juntas. Gracias por ayudarme a crecer. Gracias por todo. Hoy me doy cuenta de que ni tú ni yo ya somos las tú y yo que solíamos ser. Y duele un poco, no te lo voy a negar. Pero duele más seguir intentando ser la amiga que tú conociste una vez y de la que te “enamoraste”, seguir intentando cuadrar quien fui, con quien soy y con quien necesitas tú ahora mismo porque, querida amiga, tú tampoco eres ya la amiga de la que me “enamoré” yo una vez.

@tengoquenayque