Cuando nos iniciamos en una relación de pareja, es al principio de esta cuando por lo general dejamos claras las bases.

Uno de los límites más claros suele ser el hecho de que si estamos con una persona, es porque ambos queremos lo mismo (o se supone) y por tanto somos los dos los que tiramos de la relación y hacia el mismo lado.

Pero en ocasiones podemos ver una evolución hacia peor, donde es uno de los miembros de la pareja el que decide dejarse “llevar” y ve que le resulta mucho más sencillo.

Esto pasa cuando uno se acomoda, es la otra persona la que se encarga de tirar de la relación de forma constante, al principio esto es de una forma muy sutil, con detalles más o menos irrelevantes pero con el paso del tiempo la cosa va cogiendo otra forma.

Es cuando, de repente, te ves decidiendo si vivís juntos o no, que pisos y que precios, decisiones sobre las facturas, quien hace la compra o la limpieza de la casa, el cuidado de los niños, las vacaciones, etc.

 

Y sin darse cuenta, toda la responsabilidad ha recaído casi por completo solo en una persona.

Llegar a este punto es algo muy sutil, porque como decía, al principio no era así y estaba un poco más repartido, pero llega un momentos con el paso del tiempo, la persona que tiene toda la carga se satura y se pregunta ¿Cómo he podido llegar hasta aquí?

¿Por qué mi pareja no toma decisiones?

Aquí puede pasar dos cosas,

  1. Para esa persona es más cómodo

Seamos sinceros, que te lo den todo hecho es extremadamente cómodo, y si eso te implica no tener que pensar, no tomar decisiones importantes, mejor que mejor.

El problema viene cuando esa persona se siente con el derecho de criticar las decisiones que toma la otra persona o no acatar las decisiones que se toman, con la excusa muchas veces de que no se le tiene en cuenta o que no se le ha preguntado.

Llega un punto que no le preguntas más a tu pareja, porque el resultado siempre es el mismo y para ahorrarte frustración decides tú y punto.

  1. Que la relación no le importe

Es el pensamiento normal de muchas personas, si soy la única parte que hace por tirar de esto, que trabaja, toma decisiones y hace que esto siga funcionando, es normal que la duda por lo menos aparezca.

La otra persona se encuentra en una postura muy cómoda donde se lo dan todo hecho, y aunque esa persona ya no quiera estar en esa relación, como se lo hacen todo muy fácil así sigue hasta el final de sus días.

Por lo general, que solo uno tome decisiones termina trayendo a la relación una gran crisis, porque si uno es el único que rema en este barco, al final no avanzaremos y es una sensación muy frustrante y dolorosa.

La única opción que queda es sentarse y tener una conversación muy clara con nuestra pareja.

Para este tipo de casos elaborar una lista de cosas y tareas donde se reflejen las decisiones que de normal se toman en la relación y desde ahí repartirlas.

Si nos comprometas a esta tarea hay que llevarla hasta el final, si yo decido que mi pareja se va a dedicar de hacer la compra o llevar las facturas, tengo que dejarle hacerlo a su manera (dentro de una lógica si el otro lo hace mal a posta o se desentiende se abordaría de otra forma).

Realmente la única forma de hacer que el otro tome decisiones es “obligándole” a tomarlas, si sabe que yo siempre estaré ahí para solucionarlo todo, nunca tendrá esa necesidad.

 

Es decir, haciéndole también responsable de las decisiones, y a la mínima no tomarla por el o ella.

Y si llegados a un punto, la otra persona sigue sin tomar decisiones, será el momento de replantearse la situación de la pareja, ya que una cosa es que uno lleve algo de carga por encima del otro y otra cosa bien distinta es que solo uno tire.

Si estas tirando tu solo de esa relación, lo mismo es momento de pararse a plantearse si esa relación te merece la pena o no.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja

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