Si te haces esta pregunta a ti misma, probablemente venga a tu mente un montón de pensamientos de tipo: “no tengo fuerza de voluntad”, “el lunes empiezo”, “después del verano me pongo”, “estoy harta de hacer dieta”.. y así, un sin fin de pensamientos que lo único que nos aportan son pensamientos negativos hacia nosotras mismas.

 

Además, una de las cosas que más nos cuesta es soltar la “mentalidad dieta”, es decir, asociamos el cambio de hábitos a hacer un tipo de dieta en concreto; dieta que siempre lleva consigo reglas y “deberías” que nos hacen desconectarnos de nosotras mismas. Entonces, ¿por qué me cuesta?.

Existen en nuestra mente un listado de todo aquello que deberíamos cambiar en función de toda la información que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida, del tipo: “hay que hacer 5 comidas”, “no comas plátanos, ni uvas”, “tienes que beber como mínimo 2 litros de agua”, “tienes que cocinar todo a la plancha”, “no puedes tomar nada de azúcar”, “la fruta por la noches es mala”…

Todas esta reglas que nos han impuesto desde fuera (dietistas, nutricionistas, médicos, endocrinos…) o bien nos las hemos autoimpuesto, nos han hecho desconectarnos de nosotras; es decir, llegados a este punto no tenemos en cuenta nuestras sensaciones de hambre, plenitud, saciedad, satisfacción…, dejamos de pensar en si nos apetece esa comida, si nos gusta, dejamos de pensar en cuanta cantidad necesitamos, de manera que acabamos comiendo como nos dicen sin tenernos en cuenta y desde un punto de vista erróneo que hace que acabemos dejando esa dieta, y vuelta a empezar.

 

Así que ahora que somos un poco más conscientes, nos podemos plantear un cambio de hábitos, pero es mucho más importante enfocarlo bien. Todas nosotras podemos cambiar hábitos, pero es importante hacerlo con coherencia y valores.

 

¿Qué es un hábito? El hábito es un mecanismo del ser humano que nos ayuda a optimizar nuestros recursos psicológicos. Un hábito es un patrón automático que se pone en marcha sin pensar para poder hacer el máximo de cosas posibles con el mínimo esfuerzo, es decir, nuestro cerebro se vuelve mucho más eficaz.

El hábito tiene 3 componentes:

  • -Un señal que activa el hábito
  • -Una rutina
  • -Una recompensa que nos ayuda a mantener ese hábito y por el cual nuestro cerebro sabe que merece la pena

Ahora bien, el problema surge cuando nuestros hábitos van en contra de nuestras creencias y nuestros valores; y transformamos nuestra motivación intrínseca (aquella por la que merece la pena cambiar ese hábito, nuestra recompensa) por una motivación extrínseca (falta de fuerza de voluntad, miedo a no ser aceptado, miedo al rechazo…). Por lo tanto, es importante que cuando nos planteemos un cambio de hábitos lo hagamos desde otro punto de vista:

  1. -Tener un motivo real para llevarlo a cabo
  2. -Teniendo en cuenta nuestros valores de vida, que se conecten con nuestra esencia
  3. -Teniendo paciencia y constancia, cultivándola con el tiempo

 

Es decir, lo que quieres convertir en un hábito debe conectarse con algo que realmente te motive y esté alineado a tus valores de vida. No sirve de nada que quieras hacer dieta si no está conectado con un valor importante para ti (“quiero cuidarme”), por mucho que te lo recomienden.

 

Cristina García  @quitalepesoalavida

 

Puedes enviarnos tus consultas de psicología especializada en nutrición para Cristina a [email protected] y las responderemos en forma de post.