Hoy C. abre un melón muy importante para muchas mujeres y del que poco -o nada- se habla; arrepentirse de un aborto.

Hola Eva, voy a contarte mi problema de la forma más corta posible.
Todo empezó hace dos años, que sufrí una fuerte infección y estuve tomando antibióticos fuertes. Por aquel entonces yo llevaba dos años con mi pareja y llevábamos tres meses viviendo juntos, estábamos estudiando y trabajando fuera de casa y apenas llegábamos a fin de mes, él estaba en su segundo año de carrera y acababan de despedirlo, y yo estaba ya terminado mi carrera con unas prácticas previstas a Inglaterra y toda una vida por delante que no podía pedir más. Total, que por esos antibióticos me falló la píldora anticonceptiva y a principios de año descubrí que estaba embarazada.

Todo fue muy trágico (o por lo menos yo lo recuerdo así), no me encontraba bien, fui al médico y después de unas pruebas (porque había tenido sangrado) nos dio la noticia, en seco, sin esperarlo; estaba de 10 semanas.

Nuestra primera respuesta fue no. Yo siempre estuve a favor del aborto y de que cada mujer es libre. Mi novio muy de acuerdo conmigo, total que nos mandaron a la asistente social la cual nos tenía que informar de que no teníamos ninguna posibilidad de acceder a ninguna ayuda, algo patético. Yo vivía con 400€ de la beca y él con 250€ que le daban de la suya, más lo que ganábamos los findes en un bar.
Total, que todo para delante, a abortar, qué se va a hacer, no hay otra salida, y al final, era la forma más fácil de quitarse el problema de encima y de seguir con nuestra vida.

Hasta el día de la intervención, que me levanto con la sensación de que no quiero. Claro, las cosas estaban para que yo me arrepintiera en el último momento. Sigue todo para delante, llegamos a la clínica y no hay mejor idea que hacerme una ecografía conmigo allí, solo con un batín, subida en un potro. Escuché el sonido de su latido mientras me dormía, ahí se me saltaron las lágrimas.
Los meses pasaron y estaba bien, todo iba bien, o eso creía, adoptamos a un perrito; es verdad que yo sentía la necesidad de cuidar de alguien o de algo.

Llega septiembre, y un día me levanto y pienso, joder, han pasado nueve meses. Yo podría tener ahora a mi bebé aquí conmigo, ¿por qué lo hice?
Ya todo se vuelve difuso.
Desde septiembre de 2019, vivo en una depresión y una ansiedad que me rodean y me imposibilitan la vida. He ido al psicólogo y no he considerado que me haya servido de nada, no era capaz de ser sincera, de abrirme, y sentía que ella me creía y se conformaba con lo que yo le decía. Yo me arrepiento de haber abortado, pero a mi psicóloga la llegué a convencer de que no me arrepentía.
Al final, no lo sé. ¿Me arrepiento? ¿No me arrepiento?
Ahora con la pandemia, todo ha ido a peor, todos mis planes se han torcido, me paso el día en casa, por ser responsable y porque no quiero salir, ni ver a gente, ni ir a un bar, nada, porque me da ansiedad, con 24 años que tengo.
Lo he hablado mil veces con mi pareja, pero es un problema al que no encontramos nunca solución. Simplemente pienso que me queda esperar, esperar a que él quiera dar el paso conmigo.
No sé por qué me duele tanto, no sé por qué he idealizado algo que nunca existió y no sé cómo superarlo ni que hacer para superarlo. Realmente, no sé qué hacer para no autoboicotear toda mi vida como lo estoy haciendo.
Podría dar múltiples detalles, pero creo que ya he dado el tostón demasiado.
Muchas gracias, Eva, y muchas gracias a todos por lo que hacéis, I love Weloversize 💜


C. siento con toda mi alma que hayas tenido que pasar por un aborto.

Pese a lo que mucha gente piensa, las mujeres que estamos a favor del aborto no nos lo tomamos a la ligera, ni hacemos una fiesta al salir de la clínica. Ninguna mujer quiere abortar porque sí, ni es un trago de gusto para ninguna. De hecho, un aborto -sea espontáneo o sea programado- es un proceso que, a nivel psicológico, conlleva un caudal enorme de emociones; tristeza, culpabilidad, ira, miedo, etcétera. Y no es fácil lidiar con las secuelas.

Todo aborto, sea natural o sea programado, conlleva una serie de secuelas emocionales que hay que gestionar.

En el caso de un aborto programado, además, hay una variable: ha sido mi elección. Ese factor hace, en muchas ocasiones, que la culpabilidad se dispare y la mujer acabe viviendo en un círculo de depresión y ansiedad constante. Entiendo que, en tu caso, C. esa decisión fue tomada con dudas por tu parte pero, además, por un futuro que no ha llegado, por lo que la sensación de “hice esto por conseguir esto otro y al final no una cosa ni la otra han sucedido” es posible que te esté mermando a niveles preocupantes.

Sí, tienes derecho a arrepentirte de lo que hiciste. Pero no te mereces castigarte por ello.

Todo el mundo tiene derecho a arrepentirse de las decisiones tomadas. De no ser así, seríamos seres inflexibles incapaces de aprender de su pasado. La diferencia es si dejas que ese arrepentimiento te lastre o te das la oportunidad de perdonarte por ello. Y eso es una de las dos cosas que parecen que te hacen falta: perdonarte.

Aprender a perdonarnos y vivir el proceso de duelo son dos pilares fundamentales para poder seguir adelante.

La culpabilidad no deja de ser un sentimiento que yo llamo “sentimiento de castigo”. La culpabilidad es que te sientes tan mal contigo misma por algo que hiciste -o que no hiciste- que te castigas a ti misma sintiéndote mal, diciéndote lo mala que fuiste, metiéndote en un círculo de dolor. La culpabilidad es el castigo que nos infringimos a nosotras mismas por haber hecho algo que consideramos malo. Por eso, al igual que para dejar de castigar a alguien necesitamos perdonarlo, para dejar de sentirnos culpables necesitamos perdonarnos.

Además, el aborto es una pérdida. Y el proceso para asumir pérdidas se llama “duelo”. El duelo se compone de varias fases, y es del todo contraproducente saltárselas porque podemos caer en la depresión. Cuando tenemos una pérdida de algo importante para nosotras, la emoción que subyace es la tristeza. A veces no nos miramos, no pasamos por la ira, la tristeza, la aceptación,… Una tristeza mal integrada puede dar como resultado una depresión. De hecho, no es de extrañar que muchas mujeres que pasan por este trago acaben por vivir una depresión en mayor o menor medida porque tendemos a querer olvidar el episodio cuanto antes, sin darnos cuenta de que ese “querer pasar página” rápido lo único que hace es esconder nuestros sentimientos bajo la alfombra y que, cuando salgan a la luz, van a salir mucho más dolorosos. Por tanto, es necesario que retomes tu duelo y lo pases, quizás de la mano de un profesional con el que sientas la comodidad necesaria para abrirte. Los psicólogos no somos adivinos y si tú no eres honesta, poco puede ayudarte el acudir a terapia.

Aunque haya sido tu decisión, tienes derecho a tu dolor. No dejes que nadie ningunee tus emociones.

Por último, decirte que tienes derecho a tu dolor. No te creas a quien dice que el aborto es egoísmo, porque tal vez una mujer que piensa en que no le pueda dar a su hijo una vida digna y decide no continuar, es mucho menos egoísta que quien tiene un niño y no es capaz de amarle como se merece.

No te creas que, por haber sido una decisión consciente, no tienes derecho a sentir dolor y a arrepentirte; lo tienes y, es más, arrepentirse no significa nada más que ahora ves las cosas de otra manera, pero en su momento tuviste razones de peso para tomar las decisiones que tomaste. Arrepentirse no significa que seas mala persona, ni que tengas que pasar el resto de tu vida sufriendo por algo que hiciste en un momento y contexto determinado. Puedes ser consciente de que te arrepientes, pero que hiciste las cosas por una buena razón; no es incompatible. 

C. por favor, busca ayuda. Puedes hablar con tu entorno y asumir que no lo has superado, puedes buscar grupos de apoyo de otras mujeres que han pasado por lo mismo que tú (una simple búsqueda por internet te puede ayudar a encontrar uno en tu área) o busca ayuda profesional, pero hazlo por ti y hazlo ya; tienes toda la vida por delante como para castigarte a no vivirla.

Con Amor,

Eva

Si quieres contarme tus cositas y que te aconseje, escríbeme un WeloverTerapia.

También puedes venirte a mi Instagram.

Si necesitas un chutazo de autoestima, puedes echar un vistazo a mi manual gamberro.