EMPOTRADOR. Tiene que escribirse así, en mayúsculas.
Porque todo en él así será, mayúsculo: sus ganas de empotrarte, sus habilidades para hacerlo, su capacidad para volverte loca casi sin rozarte y su lascivia generosidad.

Cuando alguien habla de un empotrador todas sabemos a qué se refiere exactamente. No hace falta que la RAE nos lo defina, porque ni siquiera se puede definir con palabras exactas, haría falta un libro entero para una buena descripción.

Es una actitud, no se trata de ser un armario empotrado, cosa que algunos pobres ilusos creen que con conseguir ya son grandes empotradores y hasta presumen de ello (ejem, dime de qué presumes y te diré de qué careces) como les pasa a la mayoría de viceversos, como por ejemplo a Iván, como bien contaba mi querida compañera la Reina Emma Primera en su post. En fin corazón, que si tienes que verbalizar lo machote que eres… pues quizás es que no lo seas tanto, y que si tienes que presumir públicamente de la potencia de tu miembro… pues quizás sea más floja que otra cosa.

En todo caso, cada una tenemos claro qué es para nosotras un empotrador, y como aquí nos encanta saber y compartir vuestras opiniones, hemos preguntado a 10 chicas qué consideran ellas ser un empotrador, a ver con cuál os sentís más identificadas:

  • Claudia: Un empotrador es un tío que sabe que puede hacerlo, que puede empotrarte, que sabe el momento justo para hacerlo y que no espera a que la ocasión sea ideal; la busca y la encuentra, y si no, la crea. Tiene la capacidad para cogerte y volverte loca, es ese que la vida a veces te pide que le des, no un novio estable con el que compartir tu vida, alguien que aparezca para hacerte delirar de placer y se vaya para que se quede solo como un lujurioso recuerdo.
  • Alba: Un empotrador es un tío que tiene toda la seguridad del mundo en sí mismo. Es la cualidad más importante en él. Ni su físico, ni el tamaño de nada. Incluso su voz puede hacer que se convierta en un empotrador, ¿quién no recuerda la voz rasgada del Duque que lo hacía tan interesante?, ¿o la voz de Manuel Turizo? Que no sé ni cómo es, pero esa voz… esa voz es… de empotrador, no hay otra descripción. Su carisma será lo que haga que te vuelvas loca, y sobre todo, que tenga una sonrisa traviesa que te haga imaginar lo que vas a vivir, y ahí, en dónde empieza la imaginación… empieza el juego.

  • Lorena: Un empotrador es el que sabe lo que hay que hacer, no necesita que le pidas nada. Es el que cualquier lugar es bueno para gozar, desde un coche, la mesa del salón, la cama, un probador, un ascensor o la lavadora. Sube de falda y aquí te pillo, aquí te mato, pero con calidad.
  • Rita: Un empotrador es el que hace que me sienta la mismísima Claudia Schiffer (uy, que vieja me acabo de sentir, mejor pon ahí que hace que me sienta como la mismísima Beyoncé o cualquier otra Diosa. Pero siempre Diosa) y con alas de un Ángel de Victoria Secret, aunque yo jamás podría pisar una pasarela de esa marca en la vida según sus medidas. Que me deje con las piernas temblando, y que mientras tanto me haga perder absolutamente todas las inseguridades que tengo.
  • Blanca: Para mi ser empotrador no está reñido con ser el novio perfecto, que creo que la mayoría de las mujeres piensan que una cosa es contraria a la otra. Creo que para muchas es un aquí te pillo, aquí te mato y no lo veo así. Creo que puedes enamorarte de un empotrador, con todo lo que todas sabemos que es, pero que además te dé otras cosas que consiguen que se quede en tu vida y que siga empotrándote como el primer día pase el tiempo que pase.
  • Macarena: Este ser nace siéndolo, tiene un ADN especial. Así como los hay que nacen para ser chef, diseñadores, futbolistas o bailarines, los hay que nacen para ser empotradores. No tienes que darle instrucciones de lo que hacer o a donde llevarte, no duda jamás y lo que está claro es que en ese maravilloso ADN llevan la cualidad de mejorar como el buen vino con los años. Si con 30 es un buen empotrador, cuando tenga 50 lo será incluso más (¿O no tiene, por ejemplo, Gerard Butler una pinta de empotrador de morirse?).

  • Sofía: Un empotrador para mí no es el típico cachas de gimnasio. Esos que parecen sacados del trono ficticio televisivo. Para mí los musculitos le quitan todo el morbo al empotrador, y quiero aclarar esto porque mis amigas suelen equiparar tío fuerte con empotrador y para mí no lo es. Que sea grande siempre es un plus, pero no grande con sus músculos de clembuterol, sino de altura y consistencia en general. Para mí cuando apareció el concepto “fofisano” flipé, porque para mí eso es muchas veces un empotrador. Incluso me he encontrado con lo contrario, tirillas que pesaban la mitad que yo y han resultado ser más empotradores que cualquier otro. Lo que está claro es que no depende del físico, si no de la actitud que tenga.
  • Ana: Un empotrador es para mí aquel que saca de mí aspectos sexuales de los que jamás me imaginé capaz. Que consigue que me sienta atrevida, y es así porque demuestra que tiene la experiencia suficiente para que me deje llevar, que no juzga nada y solo disfruta. Ese que lleva el control total y hace que me quede sin respiración.
  • María: Para mí un empotrador no tiene que tener pinta de tío duro inaccesible, que normalmente es lo que nos imaginamos. Puede darse el caso, pero también los hay con almas solitarias y melancólicas que tienen pinta de sensiblones y que al final te hacen flipar, porque ahí tienes dos cosas increíbles; que sea empotrador y el factor sorpresa de no esperártelo ni de broma.
  • Raquel:    J A S O N     M O M O A. No necesita de más descripción.

¡Sea como sea, pon un empotrador en tu vida!