Lo dice la RAE:

Privilegio: exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia.

¡Ay, los privilegios! ¡Lo difícil que es ser conscientes de ellos y cómo jode cuando nos los señalan! El sistema de privilegios nos pone en un lugar en el mundo: las mujeres blancas y cis (como yo), somos unas privilegiadas frente a otras mujeres de otras razas o con una identidad de género distinta a la cisnormativa. Si esas mujeres están gordas (como yo, otra vez), seguimos siendo unas privilegiadas aunque un peldaño por debajo de las que gozan de una corporalidad normativa. Y todo así.

¿Quién está en la cima del privilegio? Los hombres cis hetero blancos y ricos. Así que sí, si hablamos de privilegios, los hombres están por encima de las mujeres casi siempre.

Ahí va una lista de cosas que deberían ser consideradas «normales o cotidianas» para todo el mundo. El problema es que han pasado a formar parte de la lista de privilegios masculinos porque a las mujeres nos han sido negados. Afortunadamente muchas de estas cosas van igualándose porque nos lo hemos peleado y nos hemos puesto en el centro de la ecuación como elementos sociales absolutamente válidos y no subalternos.

– Ir a correr por la noche con los auriculares puestos.

– Volver de noche a casa sola, borracha y sin tener que avisar a nadie de que ya estás en casa.

– Tener mala hostia.

– Follar con quien nos salga del parrús sin ser cuestionadas.

– Estudiar una carrera de ciencias y que no parezca algo excepcional.

– Poder ir a bares y discotecas sin aguantar moscones y no tener que recurrir al «tengo pareja» para que nos dejen en paz.

Que no se nos pregunte por la prole todo el día (hayas decidido tenerla o no).

– Mantenernos al margen de los cuidados (de personas dependientes).

Ser camionera sin que la gente se sorprenda (o taxista, o conductora de autobús, o albañil, o butanera, o fontanera, electricista… ¿Sigo?)

– Viajar sola o ser aventurera.

Llevarnos bien con superiores en la empresa. O somos trepas o unas comepollas.

– Tener un alto cargo sin ser cuestionadas. Siempre sale el típico comentario: «seguro que se ha tirado a muchos para llegar tan alto».

– Poder hacer con nuestro vello corporal lo que nos dé la real gana.

– Ser ambiciosas.

– Enseñar los pezones. FREE THE NIPPLE!

– Ir en camiseta de tirantes tranquilamente.

– El masculino genérico en casi todas partes.

– Poder ir a una playa nudista.

Redacción WLS.