Después de amanecer en el piso de mi querido exnovio con las bragas en el suelo, el sujetador todavía puesto y una resaca del carajo, me vestí silenciosamente, cerré la puerta con cuidado e hice el camino de la vergüenza más sufrido de toda mi vida. Al llegar a casa me di una ducha, me eché la siesta más larga de mi vida y como al despertar no había olvidado lo sucedido, encendí el ordenador y comencé a escribir este artículo.
Dice el refrán que sobre piedra conocida no debes volver a tropezar, pero mi ex es como un imán y menudos hostiazos me pego, amigas. A todas nos ha pasado o al menos eso espero. Quién esté libre de pecado y nunca haya recaído con un ex, que tire la primera piedra -cuántos refranes con piedras en un mismo párrafo, madre mía-. La cuestión es que no todo son desventajas y hoy he venido a hablar precisamente sobre por qué mola tirarte a tu ex de nuevo y por qué es la decisión más mala de tu vida.
Pros del sexo con un ex
- Sabe lo que te gusta en la cama. Si habéis estado juntos durante meses o años, el muchacho ha aprendido a base de experiencia cómo darte placer. ¿Confirmamos que el orgasmo está asegurado? Confirmamos.
- Si te tiras un pedo vaginal o sucede cualquier imprevisto, no te dará corte porque ha sucedido ocho mil veces antes.
- Tenéis tanta confianza que follar es como montar en bici. No estás nerviosa como cuando conoces a un tío nuevo y tampoco tienes ese miedo de “qué me deparará este ligue”.
Contras del sexo con un ex
- Pueden resurgir sentimientos. Por mucho que sea solo sexo, es muy probable que alguno de los dos se pille. Ya verás que risa cuando alguno conozca a otra persona…
- Si lo dejasteis fue por algo, así que te tocará comerte algún drama. ¿De verdad te compensa discutir otra vez sobre lo mismo por un mísero orgasmo?
- Cuando alguno de los dos innove, el otro se rayará pensando “dónde aprendió a hacer esto”. Los celos son lo peor.
- Tarde o temprano revivirás la ruptura. Cortar la relación -aunque en el fondo no es una relación- te resultará mucho más incómodo que pasar de un ligue cualquiera.
Con la de peces que hay en el mar y nos empeñamos en comer una y otra vez el mismo bacalao rancio de siempre. Tías, un orgasmo no compensa tantas comeduras de cabeza… ¡Para eso están los vibradores!