El sistema de conciliación familiar de nuestro gran país hace que casi todas las madres trabajadoras opten por dejar a los niños en el comedor escolar (a ver, que remedio).

A no ser que seas de esas afortunadas que pueden contar con alguna abuela para que recoja al niño y le dé de comer o que tengas un horario laboral mágico que te permita compaginarlo, te va a tocar comedor sí o sí. 

Yo siempre he sido muy pro comedor. Incluso en la época en la que no estaban bien vistos y se dejaban solo a los niños en caso de absoluta necesidad, yo lo prefería si la otra opción era que yo pensara un menú sano, equilibrado y que además pudiera comprar, cocinar y dejar preparado con anterioridad. 

Así que, basándome en mi experiencia tanto personal (dejando a mis hijos en el comedor) como laboral (trabajando en un comedor escolar)  os dejo por aquí un minipost para contaros los pros y los contras del comedor del cole. 

Primero los pros: 

Como ya he dicho a mi me supone un esfuerzo de energías, tiempo y demás, organizar, comprar y preparar un menú adecuado, completo, sano y equilibrado.

Ya sabéis, eso de pescado dos veces por semana, verduras a poder ser a diario, legumbres una vez por semana y ¿huevo? ¿ha comido hoy huevo o le puedo hacer una tortilla para cenar?.

  • En los colegios siempre tienen un menú aprobado por algún nutricionista que se adapta a las necesidades de los niños sin tener que rompernos la cabeza y que, además, al menos los que yo he visto, te hacen sugerencias para la cena, que eso siempre da ideas.
  • Otro tema es, para los que son un poco «especialitos» para comer, (que si no les gusta la verdura, esto solo así y aquello asá), en el comedor tienen la oportunidad de probar sabores nuevos, cosas que en casa no se nos ocurriría cocinar y en el comedor les suelen obligar, al menos, a probarlo.
  • También, de ver a sus amiguitos comer otras cosas, están más predispuestos y acaban comiendo de todo por imitación.
  • Para esos niños que, para que coman hay que irles detrás con la cuchara, allí aprenden otras dinámicas que después agradecerás.

Algunos niños hasta se transforman. Sus padres diciendo que son unos comedores horribles, que tardan muchísimo y hay que insistirles y después allí, comen que se las pelan porque se quieren ir a jugar.

niño comiendo

Y ahora los contras:

  • Muchas veces el comedor de los colegios es de catering y aunque sigue siendo igual de sano y esas cosas, según cuales no son igual de sabrosos y eso los niños lo notan.
  • En algunos colegios (no todos, of course) no se matan demasiado en «forzar» un poco al niño a comer, ellos lo saben y si no les gusta algo simplemente esperan a que les quiten el plato con lo que al final o tienen suerte y les ponen lo que les gusta o acaban comiendo más bien poquito.
  • Los menús que hace el nutricionista, muchas veces no está muy bien pensados. Es decir, si les pones de primero puré de verduras y de segundo pescado con ensalada, que son de esas cosas que les suele costar comer a los niños o estás insistiéndoles mucho o al final el niño se va casi sin comer.

Y después resulta que al día siguiente tienen macarrones de primero y escalope con patatas de segundo. ¿Veis el fallo?.

Una cosa es que el menú sea equilibrado y otra que se lo coman.


Otro contra importante son los modales:

Las pobres chicas que les «ayudan» y les vigilan en el comedor bastante tienen con conseguir que se acaben el plato cuando les ponen acelgas como para poner pegas si lo hacen con la boca abierta, tirados encima del plato o si no emplean la servilleta. En algunos sí, ojo, pero no es lo habitual.       

comedor escolar   

Después claro, por las noches o los fines de semana tenemos trabajo doble en casa.

  • Otro inconveniente es el precio, por supuesto, pero si incluimos al coste de la comida el tiempo de prepararlo al final, a mi entender, sale rentable.

De todas formas, pocas opciones tenemos si el comedor escolar no nos gusta y al mismo tiempo tenemos que trabajar. Así que lo mejor es agarrarnos mucho, mucho a las ventajas y simplemente tener en cuenta los inconvenientes.

 

Burotachos