Hagamos una cosa: levanta la mano si esta semana has escuchado a alguien decir a una mujer al menos una vez  el famoso «Pero qué guapa estás, ¿has adelgazado?»

Porque os juro que yo cuando escucho esa frase, de lo único que tengo ganas es de coger una granada y quedarme sola.

Dejemos de asociar la delgadez con belleza. De hecho, dejemos de asociar el físico de nadie con la belleza, el éxito profesional  y la felicidad.

Adelgazar no es una meta. No es una solución y mucho menos es motivo de elogio.

Ser más delgada o más gorda no te va a hacer más feliz, de verdad que no. Adelgazar no es la clave secreta para volverte automáticamente rebosante de felicidad. Te dará más privilegios, porque te volverás normativa y aún así, siempre tendrás algo por lo que avergonzarte, algo que querer cambiar. Los que te criticaban por gorda te dirán ahora que dónde vas enseñando tu cuerpo flácido, que no les gusta tu piel sobrante, que no les gustan tus estrías.

¿Has parado a pensar qué hay detrás del hecho de que alguien haya adelgazado? ¿Conoces los motivos? ?¿Te atreverías a felicitar a alguien por adelgazar si está enfermo? ¿No, verdad?

 Pues dejemos de asociar el peso de las personas con la felicidad o la salud. Huyamos de comportamientos como “Menos mal que has adelgazado, te hacía falta”. ¿Qué me hacía falta? ¿Pero eres médico? Porque que yo sepa, si una persona está sana o no se determina en función de unos análisis, no porque vengas tú con tu ojo clínico a decirme que te incomoda mi peso. 

Porque señores, puede ser que detrás de una pérdida de peso haya mucho más y tú no tengas ni puñetera idea. «Felicitar» a alguien por adelgazar deja muy claro lo mucho que no te gustaba su peso anterior y es que sabemos que engordar en esta sociedad es un crimen nivel matar a alguien pero adelgazar porque no llegas a fin de mes es una maravilla y un motivo de felicitación aunque esté siendo el peor momento de tu vida.

 

@Pau_aranda21