No todo va a ser leer Dostoyevski, la mente necesita un remanso de paz de vez en cuando. Así que los domingos por la tarde me doy a mi vicio confesable favorito, leer revistas del corazón. Me dan más disgustos que alegrías pero me mantienen apropiadamente informada de las vidas de las gentes de bien. Tengo que reconocer que tampoco me sorprendió mucho abrir las páginas del Hola y encontrar en destacado esta declaración de mi querida Isabel Preysler:
«No me considero feminista, aunque siempre he defendido la postura y la importancia de la mujer.»
Días después aún no entiendo cuál es «la postura de la mujer» que siempre ha defendido pero espero que no sea la del misionero. Mi primer pensamiento como feminista arrogante es «Pues claro que no eres feminista. Eres Isabel Preysler.» Un segundo después, me siento mal, recuerdo la descripción de feminismo y decido dejar de ser una judgmental bitch (es decir, mala-malísima llena de prejuicios) e informarme de la biografía y logros de esta señora. Después de una ardua investigación concluyo que el trabajo de esta señora es ser socialité: ir a fiesta y socializar (¡qué envidia!) y que su larga lista de logros incluye 3 maridos ricos, 5 hijos y un Premio Nobel (el de su actual novio, el escritor Mario Vargas Llosa). Not bad. Aún así, ¿por qué no podría Isabel Preysler considerarse feminista? Vamos a ver la definición de «feminista»:
«Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres.»
Es decir, la ideología que defiende que todos los seres humanos tengan los mismos derechos. ¿En serio hay gente que no quiere eso y encima va alardeando de ello en la prensa nacional? Pues sí queridas, aún hay mucha gente que no se ha enterado de qué es el feminismo. Y la lista es para LLORAR (agarrad los pañuelos porque se os a romper fuerte el corazón).
- Sarah Jessica Parker decía solo hace un año «No soy feminista pero creo en la igualdad de géneros.» Por favor, que alguien le regale un diccionario a nuestra querida Carrie. Sarah Jessica, muy a tu pesar, eres feminista.
- Katy Perry, no lo tenía muy claro en 2012: «No soy feminista pero creo en la fuerza de las mujeres.»
- Marissa Mayer, CEO de Yahoo, dice que «cree que las mujeres son tan capaces como los hombres», que «cree en la igualdad de derechos» pero que piensa en feminismo «como una palabra negativa.» Marissa, querida, si no fuese por las feminista a lo mejor no estabas tú ganando millones en Silicon Valley sino fregando el suelo de tu linda casita.
- Se dice, se comenta, se rumorea que en una entrevista para un medio noruego en 2010, Lady Gaga (sí, sí, has leído bien) dijo: «¡No soy feminista! Me encanta los hombres. Los hombres son bienvenidos.» ¿Qué tendrá que ver una cosa con otra? Por suerte, parece que Stefani Germanotta ya ha entendido que puede luchar por los derechos de la mitad de la población mundial y admirar maromos a la vez.
- Madonna, 2003. Sí, la misma Madonna que se subió a soltar un discurso en la Marcha de las Mujeres de Washington este pasado mes de enero. Esta señora dijo: «No soy feminista, soy humanista.» Y yo añado, facepalm. Según la RAE, una humanista sería una «persona instruida en letras humanas», así que no veo el problema en ser las dos cosas a la vez.
¿Por qué tenemos miedo a declararnos feministas?
Si no te querías declarar feminista porque no sabías exactamente lo que significaba, ahora ya lo sabes. Sal a la calle y grita a los cuatro vientos: «¡Soy feminista!». A las feministas se nos puede atacar de muchas maneras pero todas vienen del mismo lugar: la ignorancia. Si aún tienes miedo de declararte feminista, vamos a dejar las cosas claras:
Las feministas no odian a los hombres. Algunas de nosotras incluso estamos casadas con hombres, otras nos dedicamos a repartir amor a todos los hombres posibles. Como a Lady Gaga, nos encantan los hombres y somos feministas. Claro, también hay feministas lesbianas que TAMPOCO odian a los hombres. Y no, no queremos reproducirnos sin hombres ni matar a nuestros bebés sin son niños.
No somos violentas ni agresivas. Que seamos asertivas con nuestros principios, no nos hace violentas ni agresivas. Simplemente, defendemos lo que creemos justo como la mayoría de las mujeres del mundo. Solo creemos que una mujer debería tener los mismos derechos que un hombre. ¿Es eso tan malo?
No somos feminazis. La palabra feminazi se la inventó un «señor» llamado Rush Limbaugh en 1992 (actualicémonos, por favor). Según él, las feminazis son mujeres cuyo único interés es que se practiquen abortos. Logros de este señor (entre otras perlas): acusar a Michael J Fox de exagerar su Parkinson, hacer chistes con la esclavitud en Estados Unidos y negar el cambio climático. Cuando alguien te acuse de «feminazi«, pregúntales si realmente quieren ser cómo ese señor.
El hembrismo no existe. Punto pelota. No voy ni a discutir. El machismo sí. Por ejemplo, un diputado europeo diciendo que las mujeres son inferiores. Necesitaría todas las páginas de internet para explicar todos los ejemplos de machismo, así que os pongo uno fácil.
No tenemos por qué defender todo. Otro de los argumentos de los detractores del feminismo, que por qué no defendemos a todos los seres humanos. Suponemos que el ser «humanista» de Madonna iba por ahí. Mira, querido, ser feminista no me convierte en la Madre Teresa de Calcuta. El día tiene 24 horas y yo defiendo lo que me sale del coñño. Que me considere feminista no quiere decir que no me importen los derechos de los animales o del colectivo LGBT o de los niños huérfanos o que quiera que los refugiados se mueran todos. Ese argumento es absurdo y solo intenta hacernos sentir mal. Soy feminista porque estamos a 3 de abril y ya llevamos 21 mujeres asesinadas por sus parejas o ex-parejas que da la casualidad que son hombres. Soy feminista porque las mujeres aún cobramos un 23% menos que los hombres. Soy feminista porque aún me da miedo salir sola a la calle a según qué horas o subirme al ascensor con un hombre. Si a ti te importan tanto los hombres que no pueden ver a sus hijos por que los jueces deciden darle las custodias a las madres, haz una asociación y defiende sus derechos, ¿por qué no?
¡Ser feminista es querer un mundo más justo para todos deberíamos sentirnos orgullosas de ello y no avergonzarnos ni justificarnos!