Un buen día, un escritor maravilloso como Miguel Gane (@miguelgane) dijo aquello que versa en este título. Que follar es fabuloso, pero encontrar a quien te mime en los días grises, es otro cantar. Y cuando has pasado media vida defendiendo a capa y espada que tú no eres de las que se atan, pues no te lo crees ni un poco.

Con lo bien que estás tú con tu libertad, tus polvos sin compromiso, tus follamigos, tu Tinder echando humo… ¿De veras me están diciendo que todo esto lo supera un poco de amor del bueno?

Si es que el romanticismo hoy en día parece estar de capa caída. Hemos llegado a un punto en el que valoramos de tal manera nuestra independencia que eso de echarse un churri formal parece prácticamente un suicidio social. Es que da hasta claustrofobia pensarlo. Una sola persona, durante días, semanas, meses e incluso años. ¡Qué barbaridad!

Pasamos ampliamente de ser princesas y de que ningún príncipe azul venga a rescatarnos. Nosotras nos salvamos solitas, que para eso estamos en igualdad de condiciones. Si acaso y me apetece retozar con algún miembro de la realeza ya te daré un toque y quedamos. Pero ni se te ocurra aparecer en mi castillo desenvainando tu espada para demostrarme nada, que te conozco.

Pero, ¿y si Gane tiene razón? Porque probablemente toda esta libertad no tiene que estar reñida con necesitar unos brazos que me den calor una fría tarde de invierno. Esto no me hace más débil, sino que simplemente me convierte en una persona con sentimientos. ¡Qué descubrimiento! ¿No?

Muchas huimos de las relaciones un poco escaldadas después de ofrecer nuestro corazón a la primera de cambio y de que un desalmado nos lo devolviera hecho pedazos. No somos pocas las que hemos querido creer en ese amor de libro y lo único que nos hemos llevado ha sido un batacazo criminal. Así que nos damos a las relaciones sin ataduras ni sentimientos intensitos. Y puede que el quid de todo esto sea que encontrar a esa persona que queremos a nuestro lado, no es tan fácil.

Porque localizar a un fucker que nos de un meneo bueno una noche lleva su trabajillo aunque rebuscando un poco siempre daremos con la polla indicada. Ahora, lo de darse cariñito… ¡ay querida! Eso no es moco de pavo. Un polvo lo echamos con cualquiera que nos entre por los ojos y nos dore un poco la pildora, pero esa tarde de sofá, peli y mantita no se la ofrecemos a cualquier mindundi.

Es real, lo he vivido. Te acuestas con un tío que te hace ver las estrellas y te deja los ojos del revés y en un alarde de valentía lo invitas a pasar un ratito más allá del sexo para descubrir que tras los orgasmos, no te llena ni un poquito. Va a ser cierto eso de que la compatibilidad sentimental es mucho más compleja que la sexual. Y ya encontrar a un solo ser que te ofrezca un match total en ambos aspectos, ¿cómo llamaríamos a tal hazaña?

Seguro que Miguel Gane está en lo cierto y los abrazos de una persona especial le dan mil vueltas a cualquier polvo random. Que el amor existe, que si das con la pareja indicada ya te vengan un millón de follamigos a llamar a la puerta, que tú te reirás lo más grande y abrazarás la monogamia pase quien pase.

Libres, fuertes e independientes, tener a nuestro lado a alguien que nos apoye en lo bueno y en lo malo, y que sepa ganarse nuestra confianza nos lo merecemos todas. Que follar mola un huevo, pero cuidadito con los ‘te quieros‘ a media luz…