En la sociedad actual vivimos a un ritmo frenético que nos afecta en todos los ámbitos de la vida. Hoy te voy a hablar del plano erótico y cómo afectan las prisas a nuestras relaciones. Existe un movimiento orientado a dejar las prisas a un lado en este ámbito: el slow sex.
El movimiento slow comienza a fraguarse en el plano alimenticio (comer más despacio, cocinar con alimentos frescos, etc.) y ha ido abriéndose paso hacia el ámbito sexual. Este movimiento propone que reduzcas el ritmo, centrándote en que disfrutes del camino y dejando a un lado la meta. Al leer esto puedes pensar que es incompatible con el ritmo que llevas, pero ¿por qué no te paras a disfrutar de tu sexualidad un rato más?
El slow sex aboga por la ralentizar, disfrutar del placer que produce el camino y no la meta. Tanto mujeres como hombres han llegado a fingir orgasmos para acabar en ese mismo momento porque tenían otras cosas de las que ocuparse. Nos hemos centrado demasiado en el orgasmo y en correrse, señoras, pero la mayoría de las veces el camino es mucho más placentero que la meta. Puede que apenas tengas tiempo, pero ¿realmente no puedes sacar ni un momento para disfrutar de tu pareja o de ti misma? Organizar los encuentros eróticos no es ninguna locura, de hecho, es mejor que lo hagas en vez de dejarlo apartado. A sí que te animo a sacar un hueco para el ejercicio que te voy a contar a continuación.
Para que pongas en práctica tu propio slow sex, te propongo lo siguiente: La focalización sensorial. A través de esta herramienta, creada por los sexólogos William Masters y Virgina Johnson, volverás a centrarte en tu cuerpo y en el de tu pareja. Tienes que recordar que no solo nuestros genitales son zonas erógenas, sino que todo nuestro cuerpo es un órgano sexuado capaz de sentir placer en sitios que ni te plantearías.
- Caldear el ambiente: puedes comenzar por lo más típico…encender unas velas. Sí, parece demasiado obvio pero muchas veces nos saltamos este paso. Es tan fácil como bajar al chino de tu barrio a por ellas o a Ikea y comprar un arsenal. Las velas dan calidez y hacen que nos sintamos a gusto. Además, su luz es muy erótica y excitante; puede hacernos sentir muy sensuales. Existe otra tipología de velas que llevan aceite y son muy útiles para juegos eróticos. Al entrar en calor, la vela comienza a derretirse y se transforma en aceite de masaje. ¡Ah! Y no te olvides de apagar el teléfono, el ordenador o lo que sea… ¡Es momento de disfrutar!
- Ropa subidita de tono: muchas veces dejamos a un lado el ponernos ropa que nos haga sentir la más sexy del planeta porque vamos a follar y para eso no hace falta. ¡Pues esto es un error! Llevar este tipo de ropa puede hacer que te comas el mundo y disfrutes aún más de tus relaciones eróticas. Eso sí, es importante que tu pareja te vaya desvistiendo lentamente. Disfruta del roce suave de la ropa en tu cuerpo mientras tu pareja disfruta de la imagen.
- La focalización sensorial: una vez estéis desnudos, túmbate en la cama con tu pareja, cierra los ojos y céntrate en cómo te acaricia. Siente en qué zonas notas más placer, en cuáles se te eriza la piel. Sé consciente de qué sensaciones te transmiten las caricias que te está realizando. Pasado un rato, haz lo mismo con tu pareja; acaríciala. Con este ejercicio disfrutarás de tu cuerpo y del de tu pareja, a la vez que lo conoces más en profundidad. Solo hay una cosa que no se puede hacer: acariciar los genitales. El objetivo de este ejercicio es que no te centres tanto en obtener placer mediante los genitales.
No dudes en animarte a parar un poco y disfrutar de tu cuerpo y el de tu pareja. Deja por un momento a un lado los genitales y comienza a descubrir nuevas experiencias. Párate a disfrutar del camino, dejando a un lado las prisas y las metas como el orgasmo. Y recuerda “no por mucho madrugar, amanece más temprano».