Nadie pone en duda tomarse una pastilla toda la vida si tiene la tensión alta, ni deja de ir al médico de corazón si ha tenido un infarto. ¿Por qué sí lo hacemos con las enfermedades mentales? ¿Porque no lo podemos ver, como sí vemos un hueso roto?


Eso no significa que la alteración no exista. Luchemos todas juntas contra el estigma de las enfermedades mentales.

Hoy en día el término “ansiedad” se usa para cualquier situación que nos estresa. En nuestra sociedad se han integrado, de manera errónea, muchos conceptos característicos de la Psiquiatría, como ansiedad, depresión, TOC, etc.

Digo de manera errónea, porque el resultado de este proceso ha sido banalizar la patología psiquiátrica (como si de por sí no estuviese ya llena de estigma).

Si estás leyendo esto porque realmente tienes ansiedad, espero ayudarte. Si no es tu caso, creo que es muy interesante aprender cuándo realmente alguien necesita ayuda y cómo se consigue.

 

Primero quiero dejar claro lo que es la ansiedad. Para ello, es imprescindible comprender que puede ser continua, dando lugar a un trastorno de ansiedad generalizado, o episódica, que si ocurre de manera espontánea, la definiremos como un trastorno de pánico o de angustia.

TRASTORNO DE ANGUSTIA/PÁNICO/ATAQUE DE PÁNICO

Esta situación se da cuando tienes de forma repetida episodios de ansiedad (ataques de pánico). Pero, ¿qué es lo que se siente? De manera brusca y muy rápida, percibes sensaciones muy desagradables: el corazón te va a mil y sientes como dolor en la zona del pecho, te cuesta respirar y lo haces súper rápido, sientes mareo, inestabilidad, empiezas a temblar y a sudar, tienes nauseas, escalofríos… Son síntomas muy variados, pero los resumimos en una frase: sensación de que vas a perder el control. Duran menos de una hora y te dejan hecha polvo.

 

Para hacerlo aún peor, pueden aparecer en cualquier momento, incluso cuando estás totalmente tranquila. Esto no pasa nada si te ocurre una vez, pero cuando empieza a ocurrirte con más frecuencia, hasta el punto de que ALTERA TU VIDA NORMAL, es ahí cuando nos encontramos con un “problema”.

 

En estas situaciones, todo el mundo piensa que le puede pasar algo físico, tiene miedo a que le vuelva a pasar y es posible que se eviten determinados lugares o acciones que se asocian con las crisis. Es normal, y lo correcto es que te hagan un chequeo para descartar que así sea.

 

Si te ocurre de forma repetida, pueden pasar dos situaciones:

  • Que seas capaz de manejarlo: no te limita la vida, si no que te pasa de manera muy esporádica y realmente no te preocupa.
  • Que no seas capaz de manejarlo y te sientas sobrepasada.

 

En ambos casos, recomendamos buscar ayuda, pero especialmente en el segundo.


Si te ocurre una crisis muy fuerte, puedes ir a Urgencias de cualquier centro de salud u hospital, donde te darán una medicación para controlarlo de manera puntual, pero, obviamente, esa no es la solución. Previo a esto, te harán algunas pruebas para descartar que realmente no tienes nada en el resto de órganos (analítica de sangre, radiografía, electro, y puede que algo más).

 

Si te sigue ocurriendo, necesitas ponerte en manos de un profesional. Para manejar esto lo ideal es la combinación de un psicólogo y un psiquiatra. Sí, es un rollo. Sí, no se supera de un día para otro, pero ¡se supera!


El psicólogo te ayudará, por un lado, a aprender a manejar y a lidiar con lo que sientes mientras tienes una crisis, a la vez que te ayudará a encontrar el origen y aprender a manejarlo mejor.


El psiquiatra, que no siempre es necesario, valorará si precisas tratamiento médico, lo cual ES NORMAL y no pasa nada.

Si vas por la Seguridad Social, primero vas al médico de cabecera, te derivará al psiquiatra, y él te dirá si el tratamiento que precisas es suyo y de un psicólogo o solo del psicólogo.

 

Si sientes estas cosas. No te preocupes, ve a tu médico.
No dejes que el estigma te impida recuperarte.

 

Helena

Médico WLS