Llegó esa época del año donde le hacemos un homenaje a la gula: las juntanzas familiares de Navidad.

Y en cada familia siempre hay una serie de individuos que alteran el ambiente con sólo su presencia, ¿te reconoces en alguno de ellos o ves identificado a otros familiares?:

  • El que en cada cena se lleva un nuevo amor: Un año fue la compi de trabajo, otro año una hippie que te sacaste de un festival de reggae y el último año era la profesora de zumba. No tienes medida a la hora de relacionarte. Conoces a alguien de fiesta y acaba durmiendo en casa de tus padres y comiendo paella al día siguiente. La abuela le echa una radiografía fina de arriba a abajo convencida de que ÉSTA no es la buena.

pareja

  • La que odia en silencio: Todo te asquea. Los niños moviéndose, la ensalada demasiado aliñada, tu prima la choni, y el aire que respiras. La insoportable levedad del ser es el telón de fondo de tu vida. Tienes cara de culo y no echas un buen polvo desde semana santa.

hater

  • El loser: Eres esa persona en que la familia tenía esperanzas de que llegara a algo cuando aún eras un bebé, pero tu destino era sólo uno: meter la pata. Desde que fumabas porros con 12 años y la policía te devolvía a casa, hasta el último despido que te dieron en un call center porque te pillaron bebiendo ron en el baño un martes. Tú naciste para recordarle a tus parientes que el fracaso se lleva en la sangre.

loser

  • El aburrido: Si tu familia fuera una bandeja de dulces, tú serías la nuble blanca. En las fiestas de familia, a todos le da igual si llegas o no; incluso, tu abuela no se sabe tu nombre, sino que te llama como “el hijo de fulana”. En más de una ocasión, tu madre te ha llamado para que no vayas a una actividad con la excusa de que “ya se está acabando” para luego enterarte por Facebook lo genial que lo pasaron… sin ti. Por cierto, el guiso que traes es igual de insípido que tú.

aburrido

  • El cuñado: Tienes un coche caro, sí… pero del 2006. Le hablas a todo el mundo de que eres un exitoso empresario, pero todo saben que estás metido en una trama con esquema piramidal. Tú sabes de todo. De política, de coches, de fútbol, de feminismo y de física nuclear (lo sorprendente es que no te haya contratado todavía la Nasa). Tu Facebook se destaca por tener memes de motivación que gritan lo fantástica que es tu vida, aunque luego vivas al límite, pidiendo créditos en Cofidis.

cuñado

  • La borracha: Tú a la cena de navidad ya vas bebida. O peor, bebida de la noche anterior y con una resaca de la muerte. Y mientras la gente está contando batallitas del pasado, discuten sobre política o se pasan la comida, tú haces un esfuerzo por no potar en el centro de flores que hizo tu tía y está delante de tu plato. Si preguntan, la respuesta siempre será que te sentó mal el frío.

borracha

  • El contable: Porque te dedicas a contar cuantos langostinos lleva cada uno e intentas llevarte la mejor tajada. Dentro de este fenotipo, los hay que pelan todos los langostinos para ir acumulando cuantos más mejor y una vez se hayan acabado, empezar a comerlos mientras el resto le mira con odio. Además suele hacer racionamiento de la salsa rosa para que le llegue a él de sobra.

contable

  • La madre que bebe una vez al año: Aprovechas para desinhibirte aprovechando que es Navidad, y da igual lo que bebas, ya sea una copita de sidra, acabarás diciendo tonterías y pensando «Mari Carmen, mira que vas fina», pero a la vez indignándote porque tus hijos te digan «mamá, ¿estás borracha?». A estas madres aunque le pongas chimpín para niños, también se emborrachan con una copa.

madre borracha

  • La vieja cabrona: Siempre hay alguna que alcanza una edad donde le suda el coño de aquí a Logroño y te dice lo primero que se le pase por la cabeza. «¿Estás más gorda, no?», «¿Tú la carrera dónde te la sacaste, en el zoo?», «¿por qué no tienes novio? ¿no serás tortillera?» «Cállate ya que sólo dices tonterías, y pásame el Sintrón».

vieja cabrona

  • La tía que se volvió una solterona borracha: Solías ser todo risas y el alma de la fiesta, pero aquella alegría se fue poco a poco secando al saber que no existía una persona en el mundo que pudieras soportar estando sobria. Con el tiempo, las cervezas fueron cambiando por vino, las noches en barras por ver series de Netflix comiendo cheetos con las persianas bajadas, y los hombres por gatos. Al igual que Chenoa, tus esperanzas por encontrar el amor son NULAS.

tía solterona borracha

  • La que se lleva las sobras de la cena y pasa una semana comiendo de ellas: Tú aquí has venido a jugar, como si fuera la ruleta de la suerte. Y si para eso hay que aguantar a cuñados, primos y suegros, se aguanta, que una sabe sacrificarse. Cuando al final de la cena dicen «bueno, llevaros lo que ha sobrado del cordero que aquí no lo comemos», tú ya has guardado 4 tuppers de carne que habías rebañado de la olla. Y lo guarnición también, que nos conocemos.

hambrienta

 

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@LuciaLodermann
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