Estar triste, melancólica, de bajón o como quieras llamarlo es lo más normal del mundo. Cuando es temporal, por supuesto. Si no supiéramos lo que es estar abajo, no distinguiríamos cuando estamos arriba y viceversa.

Para mí esos períodos son de introspección y observación. Reduzco considerablemente mi cantidad de palabras emitidas por minuto y observo; mucho.

Mi creatividad se desarrolla de una manera totalmente diferente.

Pues sí, me gusta tener esos momentos también, porque conozco otra parte de mí.

Pero claro, en los momentos de flaqueza es cuando, dicen, se descubre a los verdaderos amigos, aunque también te puedes encontrar con estos bichos nada agradables:

1- El que te dice : venga mujer, ¡anímate!

Gracias Sócrates, fíjate que no se me pudo a mí haber ocurrido que para dejar de estar triste lo que tenía que hacer era alegrarme.

go

2- El aligerador con su ¡eso no es nada!

No es nada en tu lista de prioridades. Además lo que te pasa no es lo importante, sino como te sientes respecto a ello.

comeon

3- El Pocholo

Sólo quiere fiesssssta y te corta el rollo con un: Yo he venido a pasármelo bien.

Es verdad, esa es la única base de la amistad, pasarlo bien ¡Ole tu xoxo Maricarmen!. Y como a la vista está que eres tan empática, igual se te contagia mi tristeza.

rubish

4- El nomentero

Mira para otro lado, así si no se cosca no tiene ni que preguntar si estás bien o no.

fuckyou

5- El protagonista

Solo has dado la intro de tu problema y ya te está contado cualquiera parecido que le pasó a él, ella, a su prima, o a la amiga de su amiga; y por supuesto era mucho más grave e importante.

drink

La tristeza no hace falta que te la comas sola, en la oscuridad de tu cuarto, bajo el edredón y aislada del mundo. Si te apetece, lleva a tu tristeza de paseo, sin máscaras; ¿o es que cuando estás alegre te esfuerzas por encubrirlo? ¿es la tristeza acaso un sentimiento vergonzoso?. No y no.

A mí me gusta estar sola pero con gente alrededor. Aportar si puedo; y sino observar desde el cristal gris que llevan las gafas de esos días.

Si tú eres capaz de aceptar tu bajón pasajero y convivir con él sin hacer un drama porque esté ahí, ¿por qué no pueden los demás? Al fin y al cabo es tu problema.