Algo que definitivamente todas escuchamos y odiamos es el típico “Deberías bajar de peso, te lo digo por  salud“. Y les digo algo: a nadie le importa tu salud. 

Hace unos años vivía con dolores de estómago, así que decidí ir al médico correspondiente para revisarme. Resultó que tengo una especie de deformidad en mi estómago y algunos alimentos no los podía digerir bien, lo que me generaba dolores. La doctora me prohibió muchas comidas (casi todas) y mi peso empezó a bajar rapidísimo. 

Al principio eran todos flores y mariposas: ya no me dolía tanto la panza, empecé a adelgazar, llegué al estómago plano que la sociedad nos hace desear. Mis amigos me sonreían, felices porque estaba más delgada, porque la ropa me quedaba espléndida, porque “Mira qué cambiada estás“, “estás mejor que nunca“. Cualquier cosa que me probara en una tienda de ropa me quedaba pintado. Pero la realidad era otra: yo estaba enferma.

Enferma de verdad. Detrás de todos esos cumplidos por estar más flaca, yo me desmayaba en el metro, me bajaba la presión cuando viajaba, no podía salir a comer con mis amigos ni con mi novio, no pude comer pastel el día de mi cumpleaños, estaba totalmente débil porque me faltaban un montón de nutrientes que venían de las comidas que me habían prohibido, había días en los que no me podía levantar de la cama y hasta cuando comía una sola cosilla que no estaba dentro de mi dieta, el dolor era insoportable. 

Pero la felicidad de haber bajado unos diez kilos era mucho más grande. Lo más grave era que yo también estaba muy feliz por lo flaca que me había vuelto, pero no me daba cuenta de lo enferma que estaba en verdad. 

Después de tanta dieta, mi salud mejoró y me permitieron comer normal, cuidándome cada tanto. Las sonrisas acompañadas de cumplidos fueron cesando, acompañadas de «Estás subiendo un poco de peso, ¿qué pasó? te lo digo por salud» ¿¿¿POR MI SALUD??? ¡Si justamente en ese momento estaba sana! Lo más triste: yo deseaba volver a enfermarme para volver a adelgazar. Para que me vuelvan a mirar con una sonrisa, para que vuelvan a ponerse felices por mí, para que vuelvan a aprobar mi estilo de vida, para que vuelvan a sorprenderse por “mira lo linda que se puso“. Quería estar enferma. 

A nadie le interesa tu salud, simplemente les interesa que sus ojos estén cómodos ante lo que la sociedad les indica que es lo lindo, lo estético y lo bello. A nadie le interesa tu salud cuando estás flaca, o cuando la ropa te entra. A nadie le interesa tu salud cuando tu vientre es plano y tus piernas flacas. A nadie le interesa tu salud, por más que estés totalmente débil y enferma pero te veas bien.

Autor: Camila P.