Por lo general tendemos a conformarnos, porque pensar fue siempre más difícil que dar por sentado. Nos pasamos la vida en movimientos cíclicos, impulsados a pasar a la siguiente fase. Nos enseñaron a sumar, a hablar idiomas, a aprender una profesión, pero nadie nos ha enseñado qué hacer cuando te duele el corazón.

Porque la vida es una carrera de fondo, un Grand Prix con etapas cerradas donde o avanzas o te estancas.

En el colegio te hacen repetir antes de pasar de curso con 5 asignaturas suspensas. En la vida no. Avanzas con heridas sin cerrar, tapando vacíos con una peli, con alcohol, con comida, con un polvo rápido de madrugada. Y un día te descubres sentada a una mesa con 20 personas, pero terriblemente sola.

Porque te has conformado. Con las migajas de lo que pensabas que era amor, con amigas que dejaron de serlo, con un trabajo que no te llena. Te das cuenta que te has perdido y tienes que volver a encontrarte. Y sólo tienes ganas de llorar. ¿Sabes qué? ¡Llora! Llora todo lo que no has llorado. Llora con los ojos, con las manos, con los pies, hasta quedarte seca. Pero en ese preciso instante cuando hayas dejado de llorar, siéntate a pensar. Porque no hay nada más fácil y adictivo que sentirse mal. Empiezas de nuevo a conformarte.

Y créeme, corazón roto, sólo tú te puedes encontrar. Porque cada persona tiene sus problemas, diferentes inseguridades y faros donde salvarse en la tormenta. Habla sin miedo, la vida te va a enseñar que es mejor mostrar tus sentimientos que tragarte un mal sabor de boca.

Quédate con el que necesites y aléjate  del que no conectes. Y pide ayuda si lo crees necesario, pero búscate tú también sola. Pregúntate y respóndete qué puertas has dejado entornadas, cómo es la persona que quieres ser, y empieza a cambiar. No te pongas fechas, no pongas diques al mar, no creas en imposibles porque nunca hay un buen momento para hacer algo que no quieras hacer, simplemente hazlo.

La muerte te encontrará en algún momento y entonces no importarán las opiniones de los demás ni los malos rollos. Sólo lo que tú hayas bailado. Sé fiel a ti misma y permítete ser feliz.

Cumple los sueños que dejaste aparcados, no pases tiempo con gente que no merece tu tiempo, pero sobre todo no te desesperes, no te frustres. Nadie se ha encontrado yendo rápido. Pasarán varios meses o puede que años, hasta que encajes las piezas del puzzle. Pero qué bonito es ir viendo la luz al final del túnel.

Pensarás que esto sólo te pasa a ti. Pero le pasa a todo el mundo que se replantea su lugar en la vida, sólo que rara vez hablamos de ello, porque a veces, como los niños, creemos que algo no se hará real si no lo decimos en voz alta.

Yo me he perdido, hace muy poco además. Y desde que lo he verbalizado me he ido encontrando en mi entorno a mucha más gente perdida. Puede parecer terriblemente triste hablar de tristeza, pero créeme, sólo te hace más libre.

@LuciaLodermann