Seguro que habéis escuchado el refrán que dice que «la primavera la sangre altera». Pues será la sangre de otra porque lo que es la mía está relajadísima. Pero relajada de no perder una siesta. La primavera es esa época del año que nos jode a todos pero tenemos que intentar disimularlo como sea. Y el que tenga huevos a decir «pero si la primavera es lo mejor del año» que venga y me lo diga a mí a la cara, que se la parto.

¿Cómo va a ser lo mejor del año una estación en la que te congelas por las mañanas, te asas a medio día, te resfrías, de repente llueve, de repente ¡nieva!, las pelusas de los árboles se nos meten en la boca, los pólenes nos alteran las mucosas, nos viene la astenia primaveral, se nos salta la sangre de la nariz, nos toca limpiar los armarios, unos se vuelven inexplicablemente felices, otros se deprimen, otros no tienen energías, y, lo que es peor, a otros les da por salir a hacer running?

La primavera es una mierda. Lo único que mola es que ya se puede empezar a disfrutar de las terrazas y de los helados, pero con cuidao, que igual te coge un frío que te deja el moco colgandero hasta junio.  Yo donde noto mucho la primavera es en la cama. Más que nada porque con el cambio de estación no hay quien me haga soltar la posición horizontal. Y lo peor de todo es que las horas que paso en la cama (que son muchas, de verdad) las paso durmiendo, no vayáis a pensar mal.

gato

De hecho, es que es llegar la primavera y a mí se me quitan hasta las ganas de follar. Ya no solo es el cansancio tan grande que siento los primeros días de esta florida estación sino que con la subida de las temperaturas se me debe de evaporar la libido. Me lleva pasando varios años y, lo que al principio yo achacaba a esas «épocas en las que no apetece» que a veces tenemos las mujeres, hoy por hoy ya puede ser diagnosticado como pérdida casi total de Perradesatan. Que no es solo que no busque las relaciones sexuales, es que si aparecen, las rechazo. ¿Pero qué locura es esta?

¿Por qué cuando llega el calor los chicos se enamoran y yo me quedo en mi casa dormida? ¿Por qué las jovencitas lucen sus mejores escotes y yo me siento más señora mayor que nunca? ¿Por qué solo pensar en que el verano ya está más cerca me viene una bajona que solo puedo pensar en morirme, que por lo menos muerta estás fresca?

Odio la primavera más que a las acelgas y las coles de bruselas juntas. Y odio más todavía sentir que el resto de la gente se lo está pasando teta mientras yo estoy de morros en mi cama pensando que los demás están igual de jodidos que yo pero lo disimulan mejor cuando sé que, en el fondo, no es verdad. Pero, sinceramente, lo que más odio de todo de todo es no tener ganas ni de ver fotos de hombres desnudos. ¿Qué cojones le puede pasar a un cuerpo durante un cambio de estación para que pase de frotarse el coño por las esquinas a ponerse bragas de cuello alto en tan solo un par de días? Y lo más importante de todo: ¿cómo soluciono yo esto?

dormir

En el fondo del fondo del fondo del fondo me quejo por la rabia que me da el sufrir un cambio tan brusco porque, aunque no me creáis, os juro que ahora mismo moriría de pereza antes de tener un mínimo contacto sexual. Aunque se me pueda pasar una sola idea guarrilla por la cabeza, el chichi ya no me responde. Él está ahí, a gustísimo, bien protegido por sus bragas por encima del ombligo, y al parecer no tiene ninguna prisa por volver a la normalidad.