¿De verdad estáis dispuestos a conformaros con alguien a quien le parezcáis una bellísima persona pero no os haga sentir que sois la Beyonce del lugar? YO NO.
Estoy aburrida. No, no, aburrida no. Estoy HARTA de la frasecita dichosa: ‘lo importante es el interior’, ‘la belleza se marchita’, ‘a mi me da igual el físico, me fijo en las personas’. A lo mejor ahora cogéis y me partís las piernas, pero yo creo que se trata de una de las afirmaciones más hipócritas de la historia.
Entre el blanco y el negro hay una preciosa gama de grises. Puede que conozcas a una persona que de primeras no te llama especialmente la atención, pero que con el tiempo vaya ganando atractivo gracias a su personalidad. Perfecto, de acuerdo. Me ha pasado, te ha pasado, nos ha pasado a todos. De la misma manera habrás conocido a guapos guapísimos con los que después de intercambiar 10 palabras lo único que consigues son ganas de tirarte por una ventana. Bien, hasta aquí todo ok y todos conformes con la importancia de la personalidad a la hora de pillarte hasta las trancas.
Ahora bien, por tener sobrepeso no voy a conformarme con gustar por la buenísima persona que soy, yo también quiero sentir que mi pareja muere por cada centímetro de mi piel y que desea mi cuerpo como yo deseo el suyo. Quiero que me vea todo lo guapa que yo me veo, y que su enamoramiento sea fruto de un cúmulo de cosas que sí, por supuesto tendrán que ver con mi interior, pero también con mi apariencia.
Con esto no quiero decir que mis kilos tengan que gustarle a todo el mundo. Soy consciente de que no es así y vivo muy tranquila con ello. Es lícito tener preferencias y de hecho yo las tengo. ¡Oh! Una gorda con el listón alto. ¡Pues sí! Por listo que sea el chaval, por divertido, por majo, por atento, a mi tiene que gustarme su cara, y si no me gusta, ya puede bajarme la luna que no le daré mucha bola. Por eso entiendo perfectamente que existan chicos que me rechacen por mi sobrepeso, y desde que lo asumo creo que vivo más feliz. ¡No podemos gustarle a todo el mundo, amigos!
No es cuestión de ser guapos o feos, es cuestión de parecerle guapo a tu pareja, que no es lo mismo. Leo constantemente en WeLoversize comentarios de chicas que creen que por estar gordas solo pueden aspirar a enamorar por su interior ya que nadie valorará lo que llevan por fuera. A esto es a lo que me refiero, a que tenemos que dejar de pensar así. Que existen en este mundo personas que se volverán locas por tu faceta aventurera, por tus chistes malos, por tu frikismo exagerado, pero también por tus michelines, tus estrías, tu diente partido o tus pezones de galleta María.
Quizás me cueste un poco más encontrar a alguien que cumpla las características que me fascinan, y será todavía más complicado que a esa persona le guste yo en todo mi esplendor. Pero desde aquí os animo a que no os rindáis y sigáis buscando. A que no os conforméis con alguien que os quiere solo por vuestro interior, cuando podéis tener todo el pack.
