Rehacer tu vida no es solo encontrar una nueva pareja
Hace cinco años y después de unos meses muy convulsos, firmé el divorcio con el hombre que había sido mi pareja por casi dos décadas. Casi veinte años de los cuales puedo decir que diez fueron muy felices. En cuanto a los otros diez, no sé explicar cómo llegamos a esa situación, pero nos fuimos metiendo en una espiral de mentiras, rencor, dolor y otras cosas de las que no quiero ni hablar y para las que no hubo ningún tipo de solución viable.
Lo único que podíamos hacer era romper completamente nuestra relación y los vínculos que nos unían.
Yo sabía que no había forma de arreglarlo, pero no por ello me fue más fácil asumir que se había acabado ni encontrar el ánimo para seguir adelante.
Me tomó mi tiempo olvidar, perder el miedo e incluso aprender a vivir sola. Esto último no lo había hecho antes. Había pasado de vivir con mis padres a vivir con él. De alguna manera, incluso había dependido también económicamente de mi ex.
Así que, de pronto un día me vi sola en un piso prácticamente vacío, envuelta en un silencio extraño y haciendo números para asegurarme por millonésima vez de que podía permitírmelo.
No fue fácil, pero lo conseguí.
Habrá a quien le parezca una tontería, pero yo estoy muy orgullosa de haber podido avanzar, superar esa etapa y sacarme las castañas del fuego por mí misma.
Rehacer tu vida no es solo encontrar una nueva pareja
Por eso no entiendo cuando, cada cierto tiempo, alguien me hace un comentario del tipo de ‘tienes que rehacer tu vida’ o algo similar.
¿Por qué? ¿Qué es lo que tengo que rehacer?
¿Solo porque no tengo pareja no termina de estar hecha?
No lo comprendo. Y me duele. Me hace daño pensar que los demás sienten lástima por mí, esa pobre mujer que hace tiempo que se divorció y no ha conseguido rehacer su vida. No. Yo no quiero dar lástima, no quiero esa compasión. Agradezco que se preocupen por mí, por supuesto. Sin embargo, quiero que entiendan que estoy bien.
Estoy mucho mejor de lo que lo estuve durante la mitad de aquella relación que decidimos terminar. Estoy igual de bien que cuando estaba feliz y enamorada, pues ahora estoy feliz y enamorada de mí.
Es verdad que estuve rota, que lo pasé mal y que me demoré bastante en la labor de recomponerme. Pero lo hice, recogí los pedacitos de mí que todavía se podían pegar y los pegué con paciencia, cuidado y mucho mimo.
Estoy convencida de que los que no conocen mi pasado, no tienen ni idea de que un día me rompí. Seguro que ni se plantean que deba rehacer mi vida de ningún modo.
Porque rehacer tu vida no es solo encontrar una nueva pareja, no tiene nada que ver.
Yo empecé a rehacerla el día que tomé las riendas y me concedí un último paso atrás para coger impulso. Y, aunque desde entonces no he vuelto a tener una relación amorosa, hace mucho que rehíce mi vida.
Anónimo
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