El otro día quedé con Eduardo, un amigo especial con quien me acuesto desde hace ya algunos meses. 

Me dijo de quedar para enseñarme su coche nuevo. Se había comprado un Mazda CX-30 y me lo quería enseñar, véase que quería probar los amortiguadores de la parte de atrás, blanco y en botella.

Cuando vi el coche me encantó, era blanco perla, con una carrocería perfilada y unas llantas grandes que me fliparon. 

Nada más subir al coche me miró de arriba a abajo de una manera descarada. Llevaba un vestido negro ajustado, cortito y con mucho escote y unos zapatos de tacón.

 

   – ¿A dónde quieres que vayamos?- Me preguntó sonriendo. 

   – Han abierto un bar musical aquí cerca que tiene buena pinta.

   – Pues vamos allí, ponme la dirección en el GPS.

 

Llegamos al bar y nos sentamos en una mesa que había bastante apartada. 

Decidimos pedir un pack de chupitos y jugamos con una aplicación del móvil de preguntas incómodas entre amigos con derecho a roce. 

 

Se notó que no queríamos abrirnos demasiado porque en menos de una hora estábamos los dos bastante borrachos.

 

Salimos y nos dirigimos al coche, como no podía conducir decidimos esperar un rato en el coche. Nos sentamos en la parte trasera y se me quedó mirando con cara de «te voy a pegar la follada del siglo». 

 

   – Pues si que parece cómoda la parte de atrás de tu coche si, damos el aprobado.- Dije haciendo ver que no había captado sus intenciones. 

   – Quizás tendríamos que testearlo un poco más antes de darle el aprobado, ¿no crees?- Dijo con una sonrisa pícara. 

 

Se acercó más a mí y su mano subió lentamente por mi pierna. La piel se me puso de gallina y un cosquilleo me recorrió todo el cuerpo. Nos besamos y su mano siguió subiendo hasta llegar a mi sexo. 

Sus dedos jugaron por encima del tanga poniéndome aún más caliente. Le encantaba hacerme sufrir un poco para ver lo cachonda que me ponía. 

Me puse a horcajadas encima de él y apartando el tanga, encaminé su erección hacia mi coño. Sentí una presión dentro de mí y como su polla me llenaba por completo.

Me bajó el vestido dejando a la vista mis tetas que botaban enérgicamente mientras seguía subiendo y bajando sobre su erección. Las cogió y lamió mis pezones mientras las amasaba. 

 

   – Estoy casi a punto, para, que me quiero correr en tus tetas.

 

Bajé de encima de él y me la metió en la boca mientras me masturbaba. Con sus dedos rozaba mi punto G y estaba notando un leve cosquilleo en la entrepierna cuando le vi la cara de puro placer mientras su polla entraba y salía de mi boca. El cosquilleo invadió todo mi cuerpo y acabé teniendo un orgasmo brutal, dejando empapado todo el asiento. 

No le di mayor importancia y seguimos hasta que cuando estaba a punto la saco y se corrió como un animal encima de mis tetas. 

Nos limpiamos los dos y cuando fue a sentarse vio que estaba todo el asiento empapado, así que para no mancharse la ropa, nos pusimos en la parte delantera y al rato nos fuimos. 

 

Cuando paramos en el portal de mi casa, me giré para mirar si ya se había secado y vi que estaba seco pero con una gran mancha. A los días me dijo que había intentado limpiarla con varios productos pero la mancha no salía, ¡vaya estreno de coche! 

 

¿Conocéis algún remedio para las manchas de este estilo en una tapicería de tela? 

Oaipa

Lee aquí otros relatos eróticos