Leer escuchando Querría – El Kanka

Cuando el mundo lejos de pararse gira muy muy rápido y tu sientes el vértigo que no te hacen sentir las montañas rusas, entonces, querida, tienes un problema.

Siempre escribo en tercera persona, con música (la que luego os pongo para que escuchéis a la vez que leéis) y desde el móvil. Pero hoy voy a escribir en primera, para mí, aunque estoy convencida de que te sentirás identificada con todo. Porque como dice Lucía be “A veces lo único que necesitas es que venga alguien y te haga croquetas” y yo añado, mientras tu lloras de puro agotamiento y escribes.

Y es que hay veces que no me doy cuenta, pero acelero tanto que la guardia civil me podría quitar todos los puntos del carné, pero del que tengo ahora y del que me dieran cuando hiciera el curso ese de “reinserción social” y si a eso le sumamos que puede que lleve algún vermú de más… entonces iría en bici el resto de mi vida (que ya es lo que me faltaba).

Pero chica, que quieres que haga si yo me siento Wonder Woman, pero sin maillot y capita corta, con tutú y converse. Lo que pasa es que lo que yo me sienta y la cruda realidad están un poquito lejos la una de la otra y, lo único que es de verdad es que en vez de capa llevo una mochila que me he llenado yo solita de piedras, pero no de esas que se te clavan en el piececito y que son chinas, no, unos pedrolos de esos con los que podría construir un acueducto de Segovia, tres catedrales de Salamanca y media Alhambra de Granada (pienso en hacer cosas hasta con las cosas que tengo que hacer, veis, una heroína, lo que yo digo).

Pues mi mochila y yo esta semana hemos “petado”. Que la vida desde IG es muy bonita, pero salir todos los findes de semana, cumplir compromisos sociales entre semana, gimnasio, llevar mi casa (como puedo, mi padre ya me ha dicho 3 veces que no limpio el lavabo, verdad verdadera y tengo que reconocer que el famoso IBI lo ha acabado pagando la mamma) y una tonelada de trabajo que en vez de quitarme no deja de crecer (no vamos a hablar de los términos y condiciones del contrato) han hecho que mi tía Tere tenga que hacerme 4 táper de “cocretas” y que mi pierna biónica haya dicho… ¡BASTA FLIPADA!

Y lloro, ¿por qué? Porque señores, la princesa de las converse es una blanda de manual y cuando se desborda, llora, fuerte, mucho, y hace pucheros, y se pone guapa (o eso dicen). Pero eso en soledad, de cara a la galería, se enfada. Porque las súper heroínas no lloran, y porque le jode mucho que se le corra el rimmel, le jode tanto como decir que no a un plan, le jode tanto como que no pueda dar todo de ella en el gimnasio porque no le da la pierna biónica, le jode tanto como que cuando la abrazan no aprieten fuerte (es que un abrazo sin fuerza es como un pan sin sal, una mierda) le jode tanto como que no le salgan las cosas a tiempo, le jode tanto como que no exista el teletransporte o la clonación y le jode porque lo paga con todo/s a su alrededor.

Pero como en todas las pelis de Marvel, las superheroínas que, por cierto, están buenísimas (guiño, guiño, patada, patada), en algún momento de tensión se llevan un “galletón” de esos que hacen historia y necesita volver a la mansión X para que el Profesor Xavier la junte de nuevo las piezas. Pues yo a la mansión no, pero… playas paradisíacas del “fucking world» ¿Dónde estáis cuando os necesito? ME ESCUPAN EN EL NIDO (FILIPINAS), par favar. ¡oh si! llévenme a la mansión ¡hola lobezno! ¡Cómo estás! (y si, afirmo, no pregunto).

 

Y es que ya, señoras y señores, he petado. Y tengo que frenar, en seco (lo de la guardia civil… es lo que tiene, saquen el alcoholímetro, que no tengo ni fuerza “pá soplar”) porque, aunque el mundo este girando muy muy rápido, no es su fin. Y, ¡Qué coño! Que nada es tan importante, que la vida va a seguir me meta yo o no en la cama 5 minutitos más, o 5 horas, o 5 días. Así que disculpen las molestias que pueda ocasionar, pero la Casa Mento va a estar cerrada por reformas internas unos días, porque al unicornio se le ha gastado la purpurina y porque a veces hay que ceder a los encantos de Lobezno, a las playas de Filipinas o a un edredón de plumas (falsas) de una cama de 1´50 y respirar.

Respira, nena, respira.