Las rupturas, esa shit que, ya sea con amigos, parejas o familiares nos deja siempre descolocadas y perdidas en nuestro infinito mundo interior.

Y es que, cada vez que pasan, tu vida interna se descoloca como si la película de “Lo imposible” acabara de llegar a tu life y tú fueras Nicole Kidman buscando el sentido a las cosas. 

Nicole Kidman sonríe

Pero no amigas, hay veces que eso que buscamos no existe. No hay razón, no hay motivo, no hay sentido y no pasa nada, nosotras tenemos que volver a colocar cada pedacito de nuestra vida en su sitio, recomponernos y seguir sonriendo like bitches por el mundo. 

Porque cuando una relación acaba o hay una ruptura en nuestras vidas nuestro corazoncito se rompe en mil pedacitos y nuestra autoestima se hace pequeñita poco a poco arrugándose, como cuando metes las bragas en el barreño, y empapándose de pensamientos negativos que no paran de abordar nuestra cabecita.

Ojalá tuviéramos un botón de RESET o de automático para evitar ese momento en el que tu cabeza quiere recordarte una y mil veces lo que ha pasado como si fueses masoca y arrancándote alguna que otra lagrimilla a cada recuerdo.

Pero no, titis, ni somos máquinas ni debemos fustigarnos. Obviamente pasaremos nuestro duelo (a cada una le llevará el tiempo necesario) pero nuestra autoestima no puede verse mermada porque una persona decidiese desaparecer de nuestras vidas.

Niña negando con el dedo

Todo tu entorno te dirá que ‘no te merecía’, ‘mejor que te haya demostrado ahora como es’, ‘no sabe lo que tiene’ y tú escucharás esos consejos como cuando oyes el tiempo, por encima. 

Pero es así, tú eres la dueña de tu propia vida y eres la única responsable de tu felicidad. Todo lo que sume será maravilloso y mantenlo cerca, pero lo que no, ni lo queremos ni lo valoramos. 

So, valora a tu gente, apóyate en ella, ellos están ahí para ti y para lo que necesites, no te sientas culpable de pedir ayuda, estarán encantados de darte su tiempo, sus consejos y sus abrazos.

Por supuesto, sal y distráete, vive la vida a cada instante y a cada minutito que pase, exprime cada segundo y valora todo aquello de lo que puedes disfrutar. 

Y, por último, mímate, quiérete y escúchate. Pasaras mil altibajos y mil estados de ánimo, tu cabeza intentará jugártela, pero ahí estarás tú con tu fuerza y tu decisión para saber que,  si alguien no te valora lo suficiente como para permanecer en tu vida, es mejor que no lo haga. 

Porque como decía mi abuela, ‘el que se va sin ser echado, vuelve sin ser llamado’, y ten por seguro que la vida volverá a ponértelo en el camino, pero ahí estarás tú, con tu mundo interno ordenado, limpio y desinfectado y la puerta cerrada con doble cerrojo y cadenita. 

@SaraZarco