Hace tiempo que pienso que no me da la vida. Existen personas que con hacer únicamente una cosa son felices, aunque simplemente sea dormitando de la cama al sofá todo el día. No puedo, no puedo. Necesito llenar cada minuto y segundo de mi vida con actividad. 

Esto no era así hace unos años cuando ejercía el 8+8+8= 8 horas para dormir, 8 para trabajar/estudiar y 8 para tocarme las tetas. A veces el tiempo de dormir aumentaba y le quitaba tiempo a la parte de manoseo de pecho, pero básicamente servía para lo mismo. De juerga viernes y sábado y domingo para resucitar.

No sé si ha sido la edad. Como solía decirme mi abuela: “Hija, con la edad vamos necesitando dormir menos, el cuerpo responde igual, no toda la vida va a ser una manta con patas”. ¡Y qué razón tenías Eloísa! En esto y en mil cosas más. Ahora lo entiendo todo. Menos de 5 horas de sueño y me levanto como una locomotora, pero no de las de carbón, no no, como la del AVE Madrid-Barcelona adelantando al Alvia a la altura de Calatayud. 

No sé si ha sido ver que la vida va para adelante. Puede que en mi subconsciente crea que me queda ya más bien poquito de tiempo antes de juntarme con Hades y escupirle la moneda que llevo en la boca. Porque te juro que yo se la escupo, tengo claro que a mi morirme no me va a sentar bien, advierto. Que seguro que me pilla con un plan a medias y  eso lo tolero peor que la lactosa.

No sé si ha sido por el hecho de ser madre. Que es el momento en el que descubres por qué tienes dos manos y dos pies. Para poder hacer 4 cosas coordinadas a la vez y con un poco de habilidad otra haciendo pinza con la cabeza y el hombro y causándote un tirón tremendo en el cuello. Al que, por cierto, llevas agarradas las dos manitas del niño porque lo estás porteando sin mochila a la vez. ¿Os imagináis la escena? Pues cuando queráis os invito a pasar una mañana pre-cole conmigo.

No sé si ha sido por el hecho de que tengo que meter mis narices en todo lo habido y por haber. Y es que mi cabeza trabaja al 200% por el día y lo he dicho: antes me tocaba las tetas a dos manos y ahora he pasado a no haber si quiera puesto mi culo en mi sofá nuevo más de 20 minutos. Se me ha multiplicado, o más bien, me he multiplicado el trabajo. Yo lo llamo “autoestrés” y es una variante del sadomasoquismo más extremo. Ríete del cuero y la fusta, para fustigarme ya estoy yo con mis quehaceres.

¿Intensa? Puede. ¿Me estoy escribiendo este artículo porque me parece que hace mucho que no escribo y tenía 10 minutos de inactividad? ¿He preferido hacerlo antes de ir a mear y retocarme el colorete? Puede. ¿Puede que esté haciendo todo a la vez mientras escribo? Sabéis que sí. No cabe duda.

Y es que, mujeres del siglo XXI, no sé si me entendéis o solo es una enfermedad que yo padezco, pero soy ni-ni. Sí, efectivamente. NI DESCANSO NI QUIERO. Me he acostumbrado a vivir en mi intensidad, solo espero que el resto sepa acostumbrarse ¡Que se espere Hades que aún tengo una lista para rato!

 

MUXAMEXAOYI