El sexo anal es una de las prácticas eróticas que más llaman la atención pero que a la vez más miedo nos dan. Esta práctica no es fácil, requiere dedicación y tranquilidad. El ano siempre ha sido una parte del cuerpo tabú, además de estar vista como algo sucio y prohibido.

Por aquí te dejo una serie de consejos para adentrarte en esta práctica:

  • “El que es astuto sabrá, que cualquier lugar hay que cuidar”

En toda práctica que conlleve genitales o ano es necesario limpiarse antes. El ano es la “cloaca” del cuerpo y allí se acumulan muchas bacterias que al entrar en contacto con los genitales o con la boca pueden producir infecciones. Por lo tanto, el primer paso es asearse bien y a conciencia. Además, con esta limpieza puedes evitar cosas como ese rulillo que se te ha afincado en los pelos del culo después de haberte limpiado al hacer aguas mayores. Otra opción es darse un baño relajante y aprovechar ese momento para limpiarse

  • “Más vale maña que fuerza”

El siguiente paso es preparar al cuerpo para esta práctica. Es necesario que estés muy excitada/o para que así puedas disfrutar al máximo de esta práctica; Aquí no valen las prisas. Lo mejor es hacer un masaje con aceite un especial que despierte todos tus sentidos y la sensibilidad del cuerpo. Tómate tu tiempo, haz que tu pareja disfrute de este viaje. Igualmente, el masaje puede ser guarrete, juega con los genitales de tu pareja. Puedes añadir algún juguete erótico como un vibrador para ella o un huevo masturbador para él. El objetivo es caldear mucho el ambiente.

  • “En el medio está la virtud”

Vale, y ahora ¿qué narices hago? Pues bien, comienza masajeando externamente el ano de tu pareja previamente lubricado. Recuerda que para esta práctica es necesario que haya una buena lubricación; El ano no es como la vagina, no lubrica por si mismo. También puedes lamerlo (parece que no, pero te prometo que excita mogollón). Lo siguiente que puedes hacer es comenzar a introducir poco a poco un dedo; Puedes hacerlo “a pelo”, con un condón o con unas fundas especiales para los dedos. Insisto (siento ser pesada, pero es lo que hay) en que es muy necesario que haya mucha lubricación.

Después de todo esto, puedes probar con algún juguete erótico específico como los plugs anales. Los hay de diferentes tamaños, por lo que, si eres principiante lo mejor es que utilices uno pequeño para ir dilatando el ano poco a poco. También tienes que tener en cuenta que los plugs llevan un tope o una anilla, ya que si no lo llevan puede meterse hacia dentro y para sacarlo puede haber complicaciones con las que acabemos en urgencias. Otro dato importante sobre este juguete es que, si es de silicona, no utilices lubricante de este mismo material, sino que lo mejor es utilizar uno de agua. Aquí te dejo un ejemplo de lubricante del que hablé en un post anterior.

  • “Con el tiempo y la paciencia se adquiere la ciencia”

Si sientes que ya estás preparada o preparado para introducir algo de mayor tamaño por tu ano, adelante. Si ves que aún no tienes ganas de seguir experimentando, no sigas. El sexo anal al principio es cuestión de paciencia y dedicación. No es necesario que en la primera sesión haya penetración, tu eres quien se pone los límites. Igualmente puedes seguir teniendo experiencias anales que no conlleven penetración, como por ejemplo mientras te masturbas o masturbas, ya que puedes jugar con el dedo en el ano, utilizar un plug o realizar un anilingus.

Recuerda que es muy importante que estés relajado/a y que sea una práctica que a ti te apetece probar. Al estar nerviosos tendemos a estar rígidos y a no relajar los músculos. Esto es un error, ya que así es como verdaderamente duele el sexo anal. Igualmente puede que no te salga a la primera, pero tranquilidad, es normal (puedo prometer y prometo que a mi no me salió ni a la primera ni a la tercera). Lo importante son tres cosas a la hora de hacerlo: Relajarse, echar mucho lubricante y ser paciente.