Los tiempos cambian, y el modo de relacionarnos también. Si antes conocíamos al amor de nuestra vida en la universidad, en el trabajo o incluso en un bar, no hay nada de malo en reconocer que las redes sociales también pueden ser ese lugar en donde encontremos a alguien con quien compartir algo más que un café (ya lo dice la ciencia, que las relaciones originadas online son más estables) Tinder es un aliado genial para quien quiere conocer gente sin salir de casa o para quien le tiene «respeto» al noble acto del ligoteo cara a cara. El problema es cuando volcamos todas nuestras esperanzas románticas en la app y nos olvidamos del mundo real.

Habéis hecho match, habéis hablado durante horas, intercambiado fotos… pero nunca termináis de cerraran cita. Coqueteas con chicos (o chicas) que a todas luces podrían ser tu pareja perfecta pero a la hora de la verdad todo son desilusiones. Afróntalo, estás inmersa en ese miedo a comprometerse más allá de la pantalla; y estos cuatro puntos lo demuestran:

  • Eres la reina del mambo y las contestaciones llenas de carisma a través de un chat, pero cuando te encuentras cara a cara con tu cita solo puedes pensar «tierra, trágame».
  • Vas saltando de conquista en conquista porque aunque al principio necesitas que te conteste sin perder un segundo, con el paso de los días tu interés por él desaparece y necesitas «carne fresca». ¡Estás enganchada a la conexión inicial!
  • En las horas anteriores a vuestro encuentro, piensas más veces en la excusa que darás para no ir que en lo que vas a ponerte para la cita.
  • Te da pánico que tu yo digital le parezca mucho mejor que el real. Te está mirando y tú solo puedes pensar si le parecías más guapa en la foto de perfil, si eras más graciosa a través de WhatsApp o si se arrepiente de haber quedado.

Como comenzaba diciendo, ligar a través de apps no es más que la evolución lógica acorde a los tiempos que corren. Si las aplicaciones móviles nos permiten hacernos la vida más fácil (desde poner el ticket de parquímetro sin salir del coche hasta encender la calefacción de casa a la salida del curro para que al llegar estemos calentitos), ¿por qué no usarlas también para socializar? Está bien conocer gente en entornos digitales, pero no hay que olvidar desconectar, bajarlos de la nube y atreverse a conocerlos en el mundo real. Al fin y al cabo has de plantearte si realmente usas Tinder para encontrar a alguien con quien pasar el rato (digital), pasar un buen rato («ya tu sabeh» golosona) o para encontrar a la persona con la que compartir tu futuro.