No, no es una foto de Julio Iglesias apuntándote con el dedo es… la puta realidad. Y esto, queridas mías, es un post práctico:

A ver, yo nunca salgo de casa, jamás, sin la “ACTITUD FOLLADORA”. No quiero decir que use a diario lencería fina, o que vaya depilada hasta el paladar y perfumada hasta debajo de las uñas, no, no, no. Error. Es… la ACTITUD. Hay quien la trae de serie y hay quien la tiene que trabajar… así que si eres de las segundas, te jodes y te pones a currártelo.

Vamos allá… Empieza por la MIRADA. Sólo mirada.

Entras en el metro y visualizas. Chico joven, mono, interesante… allí vas. Te pones cerquita y le miras, sí. Le miras para que él te vea. ¿Has entendido? No para mirarle tú a él, sino para que él te mire a ti. ¿Me entiendes? pedazodedesgraciada… Ni sonrías ni nada. Sólo le vas a mirar varias veces. Él se tensará. Se acomodará en el banco, sintiéndose incómodo, pero poco a poco halagado. Antes de marcharse él te volverá a mirar. Seguramente desde fuera del vagón. Si eres tú la que se va primero, te acercas un pasito, le miras y te marchas. Sentirás su mirada en el cogote hasta que te pierda de vista. Probadlo, es super divertido. Y será una gilipollez, vale, pero predecir lo que va a pasar y que ocurra te da una seguridad de la hostia. Yo cuando estoy de mala leche o bajilla de ánimos o reglosa lo hago, y se me quita todo.
¿Que el que te mira es élimages a ti? ¿Por ejemplo en la calle? Si es desconocido manténle la mirada. Si te dice un piropo le dices “gracias” y si es una grosería le contestas por supuesto algo, “tu puta madre” está bastante bien. Lo importante es que NUNCA agaches la cabeza. Nunca. Si lo conoces y es por ejemplo alguien del trabajo, jamás de los jamases gires súbitamente el cuello como si te hubiese pillado él a ti. Si le trincas mirando, mantente fija, sonríe y pregunta con una subida de hombros, en plan… ¿qué quieres? Se quedará hipercortado. Y a tu alrededor sonará como si un estadio de fútbol tronase porque acabas de meter un gol.

Ahora la SONRISA.

Esta practícala con los que conoces. Al llegar al trabajo, mira al de la puerta que te hace tilín. Míralo a la cara, di su nombre seguido de un buenos días y ¡zasca!, zámpale un sonrisón de los tuyos. Se quedará toda la mañana dándole vueltas a cómo le has sonreído. ¡Da igual que sea feillo! No importa… son hombres, te devolverán un torrente de hormonas que huelen a gloria… Al salir, seguro, seguro, seguro, me corto una mano (con la que me masturbo, así que imagina), que te dirá algo, una broma, un chascarrillo…
Si quieres pasar al segundo curso del tirón, prueba a hacer un poco de hombre… (no es un comentario machista, espera). Los hombres follan más por eso de la INICIATIVA, porque en realidad le suda la polla el rechazo, lo que quieren es trincarse a alguna, da igual a cuál. Pues nosotras en esta fase previa tenemos que probar y fallar, probar y fallar, probar y acertar. Y follar.

Ves venir a uno que te mola. Está tremendo y él lo sabe, así que no se va a espantar. Cuando estés a su altura y te lo cruces, míralo de arriba a abajo, y si puedes, hasta suéltale un vaya por Dios, o vaya hombre, o madre mía, para las laicas… es más, quédate parada y resopla, y si te puedes buscar rápidamente otra chica desconocida que haya visto lo mismo que tú, coméntalo en voz alta, que todavía te oye el buenorro, y di «¿tú has visto eso? ¡Madre mía, no?!».
Me vais a decir que eso no sirve para nada… bah, por eso follas poco.

Vete a una obra. Con dos cojones. Pasa por allí y diviértete con los obreros, leñe, que son mu majos y te dicen cosas mu bonitas y bestias, y que molan mucho. Es más, otra tarea que te encomiendo. Vas a ir a una obra y antes de que ellos te digan nada, vas a decir tú: «¡Hola chicos buenas tardes!». Y adiós mu buenas. Sigues andando y ellos fliparán y te dirán de todo mientras tú te ríes a carcajadas y levantas la mano sin volverte.

Seguimos con la acción. ¿¿Lo estáis haciendo, estáis siguiendo mis consejos?? Un semáforo. Se te pone a la misma altura otro coche. Es un tío. Y es mono. Míralo. Siempre que no lo pilles sacándose un moco, claro. Los semáforos son incómodos, pero tú tienes una seguridad de la releche. No lo olvides. Tú fija tu mirada, sin parar de cantar por Malú a todo trapo. Cuando veas que él se gira hacia ti, comprueba el semáforo y así hasta que las motos ronroneen. Cuando metas la marcha, pítale y dile adiós con la mano sonriendo. Mola. Ya verás cómo responde. Volveréis a pensar: qué chorrada… y yo volveré a contestaros lo mismo: “Por algo no folláis”.

Si has llegado hasta aquí te doy unos días para que lo pongas en marcha. Sólo entonces pasaremos a la siguiente fase. La fase zorrón super-acción.