Innumerables veces me han preguntado si creo en el amor a distancia. E indudablemente herespondido que sí. Podría enrollarme comentando que la distancia es cruel, malvada y que separa personas que se completan, que se llenan el alma mutuamente, que se hacen sonreír.
Pero hoy no he venido para hablar de lo mala que es la distancia, sino de cómo esta misma es capaz de provocar en personas sentimientos increíbles. Y es que los mensajes de WhatsApp son sueños, el Skype son horas restadas en la noche. Un ‘te echo de menos’ es una de las frases más repetidas, sentidas y sinceras del planeta. Los ‘te quiero’, ‘te amo’ y los ‘titimu’ duran en mi cabeza horas, días y semanas enteras. Beso con una fuerza brutal y con el triple de ganas. La piel de gallina cada minuto que pasa en la estación a tu llegada. Y las lágrimas siempre nos acompañan cuando te marchas.
Por lo tanto, si se quiere, se puede. Si el amor es de verdad, no entiende de absolutamente nada. ¿Por qué va a entender de distancias? Por eso mismo me gustaría deciros a todos aquellos que me habéis dicho: ‘Ay, ¿y ya aguantas?’ Que SÍ, sí aguanto, y SÍ, la gente que tiene familiares, amigos o parejas a distancia, aguanta. Aprendes a valorar y disfrutar cada momento, por pequeño que sea.
La distancia hace fuertes y gigantes a las personas que son capaces de superarla, de ver su lado positivo. Hay que hacerle frente a la distancia porque nos hace valientes y nos hace pasar de odiarla a no tenerle miedo. Aumenta la paciencia e incrementa los sentimientos. Para mí, ha sido un golpe, pero de fuerza.
Por eso, a pesar de su ubicación geográfica, Madrid. La mía, Barcelona. 606 kilómetros. Tres horas en el AVE. Seis en coche. Jugar con los días de fiesta y las vacaciones. Con el dinero. Los minutos de llamadas. Las horas de sueño. Los puntos de la Renfe Joven. Lo que opine el resto del mundo. Y múltiples historias más. A pesar de todo eso…
Merece la pena luchar por cada minuto que he pasado, paso y pasaré con esa persona.
*Dedicado a todas aquellas personas que tienen lejos a un ser querido, ya sea su pareja, un amigo, un familiar, etc. Nunca te rindas, todo es posible. *
Un beso,
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