Cualquier cosa que me sirva para mejorar a nivel personal o a nivel profesional tiene, por mi parte y como mínimo, mi atención. Es verdad que ahora hay terapias hasta para cagar sintiéndose en contacto contigo mismo y con la naturaleza, pero si tú crees que a ti eso te va a ayudar y te va a permitir conocerte y conocer el mundo que nos rodea no seré yo quien me ría de que pagues por ir a cagar al campo.

Hace unos días me topé con la oferta de María Esclapez, sexóloga y terapeuta de pareja, que consistía en una sesión gratuita de sex coaching a cambio de que le dejase grabar la sesión para sus estudios profesionales, y no me lo pensé dos veces. No es que tenga problema sexuales muy jodidos, pero creo que todo puede mejorar y en el fondo todos tenemos dudas y miedos en el terreno del sexo, por mucho que nos encante comer pollas.

Era mi primera vez con este tipo de terapias, incluso mi primera vez hablando de sexo de manera «seria», así que, como suele pasar en estos casos de primeras veces, estaba un poco nerviosa. Sin embargo, hacer terapia debe ser algo que nos resulte fácil. El terapeuta está aquí para allanarte el camino y guiarte sin que te cueste demasiado hablar, por lo que mis nervios desaparecieron enseguida.

Antes de empezar, María me explicó qué era la terapia y en qué consistía en sex coaching exactamente, algo que me pareció muy acertado y me sirvió de mucha ayuda para saber dónde me estaba metiendo. Según ella, el coaching no consiste en decirle a la otra persona lo que le pasa o cómo puede solucionar sus problemas, sino que se limita a hacer preguntas que guían el pensamiento del usuario hacia sus propias respuestas y sus propias conclusiones.

Tantric-coaching

Puede parecer una bobada, pero «la nueva perspectiva» que te ofrece un profesional puede llegar a abrirte los ojos de manera muy efectiva. Sin ir más lejos, yo misma, en mi primera sesión, logré llegar a una conclusión que nunca hubiera imaginado y que parecía de lo más obvia una vez conseguí verla.

Eso sí, es muy importante, desde nuestro puto de vista, estar abiertos a hablar y a reflexionar. La actitud de «qué le importará mi vida a esta» o «me voy a saltar esta parte porque me da vergüenza hablar sobre ello» no nos va a ayudar. Como sabréis, tanto médicos como terapeutas tienen el deber profesional de callarse todo lo que escuchen, y si saben ejercer su trabajo (que no es oro todo lo que reluce, que malos profesionales los hay en todas las áreas) nunca van a juzgarte por tus experiencias previas o por las ideas que pasen por tu cabeza, por raras o descabelladas que tú creas que son.

Yo quedé muy contenta con lo conseguido en tan solo una sesión y estoy muy animada a empezar a cambiar cosas. Pero no me malinterpretéis, no quiero venderos la moto y deciros «¡¡venga todos a dejaros los euros en terapia!!», solo quería recordarme a mí misma y a todos los que me leéis que muchas veces nuestros propios miedos o prejuicios nos frenan a la hora de pedir ayuda, y que todo lo que nos permita evolucionar hacia una mejor versión de nosotros mismos no puede sino ser bueno. Nadie tiene la obligación de sentirse mal consigo mismo, o sentirse incómodo con ciertos aspectos de su vida. Siempre podemos cambiar, pero depende de nosotros mismos. Las oportunidades están ahí fuera, hay miles de profesionales preparados para ayudarte, y dejarse ayudar también forma parte del proceso de refuerzo de nuestra autoestima. 

¿Os animaríais a probar el sex coaching?