Es leer amante y a todos nos vienen a la cabeza sesiones de sexo desenfrenado. Quien diga que no, miente. Y luego, si acaso, llegan –o no– los mensajitos de buenos días y buenas noches, las charlas infinitas y las cenas en público, ¿verdad?

¿Y si fuera al revés?

Tienes mensajitos de buenas noches y buenos días, charlas infinitas y cenas en público. Luego, si acaso, llegará –o no– el sexo. Pero no llega nunca porque él está casado aunque los dos deseáis que llegue. ¿Entonces? Te lo digo yo: eres la amante emocional y te sientes gilipollas.

Una amante emocional puede confundirse con una amiga, con el clásico pagafantas incluso, pero no es exactamente lo mismo porque en este caso la otra persona sí te corresponde. Como todo empieza con una amistad, parece bastante natural quedar de vez en cuando, hablar con más o menos confidencias, mostrarse cariño mutuamente…

Y no, no soy una exagerada que ve fantasmas en todas partes ni una creída que cree que todos los hombres caen rendidos por mis huesos y las carnes que los cubren. Creo que es posible la amistad con una persona que no es tu pareja pero tampoco nos engañemos: existen comportamientos que evidencian que se trata de amistad y ese algo más que lo hace especial.

¿Cómo puedes saber si eres una amante emocional?

Piensa en ese hombre (o mujer) casado que no se te va de la cabeza, que en teoría es solo tu amigo pero tú ves que hay algo más. Suma 2 puntos por cada afirmación que cumpla.

  • Te da los buenos días cada mañana. Mucho más grave todo si también te desea buenas noches.
  • Siempre responde a tus llamadas, tus mails, tus guasas, tus señales de humo…
  • Pone iconos de besos con corazones y corazones gigantes cada dos frases.
  • Cuando está contigo le resulta imposible no tocarte: solo caricias, claro.
  • Aguanta tus broncas «de novia despechada» con paciencia y te atiende hasta que te calmas.
  • Te pregunta qué tal el día, cómo ha ido la reunión o qué has hecho el finde.
  • Repasa las conversaciones de guasap una y otra vez.
  • Te hace visitas sorpresa solo por ver la cara que pones.
  • Si tiene un mal día o algo le preocupa, necesita hablarlo contigo.
  • En horario de familia –ese que tú respetas– se acuerda de ti y te lo hace saber.
  • Utiliza el último abrazo para disfrutar cuando está solo. ¡Cuenta por un polvo!
  • Cuando tiene una novedad, eres la primera persona a la que quiere contárselo.
  • Queda contigo al menos una vez por semana.
  • Se le pone cara de idiota –léase sonrisa estúpida e injustificada– cuando llega un guasap tuyo y te lo dice.
  • Sabes que te desea, lo sabes, pero no hay sexo.

Si sumas más de diez puntos ni lo dudes: eres la amante emocional cuyo papel principal es hacer llevadero el matrimonio. Aportas el cariño, la comprensión y la magia que le falta a ese hombre en su relación oficial. Como no hay sexo de por medio, no pasa nada. ¿O sí?

A veces creo que soy la única idiota que se ha metido en una historia así. Otras veces, creo que somos legión las amantes emocionales que sufrimos en silencio… ¡Sacadme de dudas!

Autor: anónimo