Ser madre es, sin duda, una de las experiencias más enriquecedoras y transformadoras que una mujer puede vivir (que no la única). Pero cuando decides embarcarte en esta aventura en solitario, por elección propia, el viaje puede tornarse más complejo y solitario de lo que uno podría imaginar. La sociedad, con sus normas y expectativas, a menudo parece olvidar que, aunque una mujer elija ser madre soltera, eso no la exime de sentirse abrumada, cansada o simplemente harta de ciertas situaciones.

El hecho de haber elegido conscientemente este camino no significa que estuviera preparada para todo lo que vendría después. Y sí, hay momentos en los que me siento agotada y desearía poder compartir la carga con alguien más.

Aquí hay cinco cosas de las que, sinceramente, estoy harta:

  1. El juicio constante: «¿Por qué decidiste tener un hijo sin tener pareja?», «¿No te preocupa que tu hijo crezca sin una figura paterna?». Estas son solo algunas de las preguntas y comentarios no solicitados que recibo regularmente. Parece que mi elección de ser madre soltera es una invitación abierta para que todos opinen y juzguen.
  2. La presión de ser perfecta: Dado que tomé la decisión de ser madre soltera, siento que siempre se espera que lo haga todo perfectamente. Como si tuviera que demostrar constantemente que tomé la decisión correcta. Pero, ¡SORPRESA! también cometo errores, también tengo días malos y, sí, a veces también necesito un respiro.
  3. La soledad: Aunque elegí ser madre soltera, eso no significa que estuviera eligiendo la soledad. Hay noches en las que desearía tener a alguien a mi lado, no solo para compartir las responsabilidades, sino también para compartir las alegrías, los miedos y los momentos especiales. Los bebéis ya de por si aíslan, no os quiero contar cuando no tienes pareja para desahogarte.
  4. La falta de apoyo: A menudo siento que se espera que maneje todo sola. Después de todo, yo «elegí» esto, ¿verdad? Pero, como cualquier madre, hay momentos en los que necesito apoyo, ya sea emocional, físico o simplemente alguien que me escuche.
  5. El estigma: A pesar de vivir en una sociedad moderna, todavía existe un estigma asociado a ser madre soltera. Muchos asumen que algo «debe haber salido mal» para que terminara en esta situación. Pero la realidad es que tomé una decisión consciente pensando en lo mejor para mí y mi hijo. Preferí tenerlo sola que con un patán al que tener que aguantar el resto de mi vida.

Sí, elegí ser madre soltera. Pero eso no significa que mi viaje sea más fácil o que no tenga derecho a sentirme frustrada, cansada o simplemente harta de vez en cuando. Al igual que cualquier madre, hago lo mejor que puedo, todos los días, por el bien de mi hijo. Y sí, a veces es difícil, a veces es solitario y a veces es abrumador. Pero también es divertido, sorprendente y gratificante, las cosas como son.

Así que para todas las madres solteras por elección que están leyendo esto: está bien sentirse harta, está bien pedir ayuda y, sobre todo, está bien quejarse de vez en cuando. Porque al final del día todas somos madres haciéndolo lo mejor que podemos. Y eso es lo que realmente importa.

 

Ana

 

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