He empezado en mi vida más dietas que programas ha hundido Pilar Rubio. Pensaréis que estoy exagerando, pero no, no es ni un poco mentira. La dieta del melón, la dieta de los puntos, la dieta Dukan, la típica dieta que dura de lunes a miércoles, la dieta de cinco días antes de la graduación, la dieta de solo comer salmorejo (esta estuvo guay), la dieta de Emily la de Devil Wears Prada consistente en no comer y cuando estás a punto de desfallecer tomarte un quesito… miles de dietas. Sin embargo, no deja de ser llamativo que de entre todas esas dietas, en ninguna haya tomado parte un nutricionista. Que al fin y al cabo es el señor que hace las dietas. Se dedica a eso. Estudia para eso. Pero por alguna razón a mí no me ha parecido nunca suficiente.
Pero esta vez las cosas han cambiado, y ahí estoy yo con mis siete páginas de dieta del nutricionista en las que básicamente me obligan a pesar todos los alimentos antes de comérmelos como si estuviera en un laboratorio fabricando metanfetaminas. Que por otro lado serían bastante más divertidas, supongo, que comerse ese triste filete de pollo que me persigue todos los días. Porque aquí está el problema, chicos: mis gustos alimenticios.
Para cualquier persona, lo más difícil de las dietas es comer menos, obviamente, y dejar de comer cosas que le gustaban mucho y comer cosas que siempre le habían dado un poco igual. Mi problema es que solo me gusta el pan, el queso y el jamón york. Podríais pensar que guay por lo del jamón york porque no engorda pero me lo he pensado mejor mientras que escribía esta línea y meh, tampoco me gusta tanto el jamón york, podemos dejarlo en pan y queso. Como os podéis imaginar esto es muy exagerado, pero sí es cierto que la mayoría de los ingredientes aptos en las dietas no me hacen especial gracia ni cuando no estoy a dieta. No como mucha cantidad, con lo que por ahí no tengo problemas, pero claro, tampoco me gusta (ni es sano) alimentarse de pollo.
Sin embargo esta vez mi dieta tiene casi de todo. Y sí, en ese “casi” está todo lo divertido, pero todavía puedo comer carbohidratos con moderación y eso es algo a lo que siempre estaré agradecido. Como no os voy a explicar aquí la dieta íntegra porque realmente no os interesa nada y a vosotros nos os vale, porque es para mí, pero os comentaré algunas cosas que quizá puedan ayudar a quien esté en el mismo proceso que yo.
- La Coca Cola: Yo soy adicto a la Coca Cola, pero no adicto de “ay, me gusta mucho”, no, adicto rollo Pete Doherthy. Por eso hace ya unos años que la sustituí toda por CocaCola Zero, por aquello de no morirme con veinte años. Tomo muchísima, perfectamente dos litros al día, pero para la dieta he decidido dejar de tomarla habitualmente. ¿Por qué? Pues no es por lo del gas como estaréis pensando, ni porque engorde, que obviamente no engorda nada, pero como me gusta mucho, pues la reservo para darme “caprichos”. El día que estoy harto de la dieta y quiero morirme un poco, como con un vasito de Coca Cola Zero. O cuando salgo a tomar una cerveza y no puedo tomar cerveza, el hecho de poder tomar Coca Cola Zero de manera especial hace que no llore durante todo el rato que estoy con mis amigos.
- Stevia: lo he descubierto hace poco y ahora mismo está todo el mundo como loco con esto. Y lo entiendo. Algunos dicen que es malo, pero claro, si te pones a leer los efectos de la sacarina o del azúcar refinado son un poco como el Hitler de los edulcorantes, así que en general lo prefiero.
- Las especias: hazte con un equipo de especias como si viveras en Nueva Delhi. Échaselas absolutamente a todo hasta el punto de que estornudes antes de comer un filete a la plancha. Lo que peor llevo de las dietas es que todo me sepa igual, así que spice up your life.
- El agua: Bebe mucha agua, pero tampoco te tienes por qué meter dos litros al día por narices. A menos que quieras ser supermodelo, caso en el cual además tienes que dormir ocho horas y adelgazar jugando con los niños. Bebe más a partir de las 12:30 y así no tendrás demasiada sensación de hambre y además te entrará la modorra suficiente para que no te moleste demasiado Mujeres y Hombres y Viceversa.
- El lomo embuchado: el día que me enteré de que el lomo embuchado era casi todo proteínas y no engordaba debe de estar en mi top 3 de mejores momentos de mi vida junto al estreno de Jurassic Park y el día que soñé que me nombraban Papa y ganaba Roland Garros en el mismo día. Comed lomo.
- Quesitos light: no hace falta que desfallezcáis para tomaros un quesito, pero dároslos de premio. Quizá te sientas un poco como un perro dándote un quesito de premio, pero mientras que no te frotes contra la pierna de nadie, no hay de qué preocuparse.
Poco a poco os iré diciendo más cosas a medida que las vaya descubriendo. Por ahora, y como esto se está haciendo demasiado largo, os dejo con mi pequeño resumen semanal:
Semanas a dieta: 1 (pero han parecido unas 15).
Kilos perdidos: 2Kg (aunque al principio se pierden muchos líquidos y no es muy fiable esto pero J )
Personas que me han dicho que estoy más delgado: 3 (pero me acababa de retocar la barba, que es algo que misteriosamente siempre provoca esa reacción)
Días que he ido al gimnasio: 0 (¡no me ha dado tiempo a apuntarme todavía! ¡Trabajo mucho! ¡No me presionéis!)