No sé si este tema es muy compartido por todas, pero yo os aseguro que esto que os voy a contar me provoca un calor interior MUY fuerte. Me refiero a situaciones, digamos… incómodas o de tensión que inmediatamente me ponen como una moto. Ojo, aclaremos que el hecho de que esto pueda ponernos cachondas, no quiere decir que nos guste como algo recurrente, que lo apoyemos o lo fomentemos. NO.

Después de la discusión, una buena empotración

Este nuevo término me lo he sacado de la manga, pero define perfectamente esta situación. No vamos a ser ahora hipócritas ni vayamos a ir de Mr. Wonderful con lo típico de: “es que, si de verdad os queréis, no tenéis por qué discutir”. Mira cariño, esa teoría está muy pero que muy bien. Pero la realidad es que, en todas, repito: en TODAS las relaciones siempre hay algún rifi rafe. Y no pasa nada porque no tenemos por qué estar de acuerdo en absolutamente todo y estas discrepancias se manifiestan muchas veces en un diálogo… subidito de tono.

Bueno, pues aquí es donde quiero llegar a parar. Por muy cabreada que yo esté en ese momento con el churri, inmediatamente después de la discusión, me empiezan a sudar las manos, empiezo a temblar y a sentir un calor de abajo a arriba… que no puedo controlarlo. Me invaden unas ganas locas, PERO LOCAS de ir corriendo hacia él y empotrarle contra la puerta, la pared, la cama…  pero empotramiento del sucio. De descargar toda la rabia de la discusión en… lo que literalmente podemos llamar, el polvazo de reconciliación.

Si te muestras vulnerable, te vuelves más follable

Y esto por lo que tengo entendido SÍ es una situación generalizada para muchas. A un gran número de nosotras nos pone como unas perras ver a un tío en un momento de vulnerabilidad máxima. Coño, que ya estamos hasta el chichi de verlos hacerse los machitos, de ir de chulos, de graciositos… por eso (al menos a mí), en cuanto bajan la guardia y exteriorizan sus debilidades, sentimientos y emociones… me pone cachondísima.

¿Qué me decís de ese momentazo en el que vais a consolarle? Entre lagrimita y lagrimita… un besito, una caricia, un abrazo… que al final, una vez más, acaba en polvazo. Chicos que me estéis leyendo: no vayáis a estar llorando ahora todo el día pensando que nuestras bragas se mojarán por vosotros a la mínima. Que tampoco es pa eso, no nos vengamos arriba.

Manos arriba, esto es un atraco

Atraco, lo que se dice atraco, no lo sé, pero que me has robado las bragas… como diría la mítica Dakota Tárraga, ya te digo yo a ti… que sí. Creo que esto forma más parte de una fantasía que de una situación en sí. Pero oye, que todo se puede dar… A lo que voy, es que algo que (al menos a mí particularmente) me pone muy muy cachonda, es saber que esa persona hace cosas… ¿malas? ¿fuera de la ley? no sé cómo calificarlo, así es que diré «cosas macarras».

A ver, no vayamos a pensar que me gusta un psicópata pero por ejemplo, una vez quedé con un chico que después de nuestra «cita» se iba corriendo porque había quedado con otro amigo para robar. Cuando alguien os cuenta eso, evidentemente flipáis incrédulas como si os estuvieran gastando una broma. Así me sentí yo. Me eché a reír cuando de repente sacó el típico pasamontañas en el que solo se ven los ojos y acto seguido empapé las bragas. Nunca me había sentido atraída por algo o alguien así y fue una sensación entre morbosa y de adrenalina máxima. ¿Os ha pasado algo similar?

 Alguien seguro en la cama, ¡qué cosa más buena!

Siempre he sido de las que les ha gustado manejar y llevar las riendas en la cama. Sé lo que me gusta y lo pongo en práctica. Pero a la contraria es algo que me vuelve loca. Alguien que me coja y me ponga patas arriba, que me de la vuelta que me sujete, QUE ME EMPOTRE PERO BIEN… eso eso una gozada niña. A veces dejar de ser un tanto manejanta y disfrutar de esos meneos, dan la vida. Un tío seguro de lo que hace, que además sepa interpretar bien tus gestos o necesidades es genial. Algo que hace que mis ojos se den completamente la vuelta del gusto es cuando están abajo comiendo almejita y de repente te miran sabiendo que estás FLI PAN DO del gusto. Esa mirada lujuriosa… es… UFFF

En fin chicas, ¿alguna de vosotras se ha visto envuelta en alguna situación incómoda que ha hecho que palpite vuestra fresita? Y recordemos que no tenemos por qué sentirnos como de otro planeta solo porque nos atraigan cosas fuera de lo común o que no están tan aceptados o normalizados entre la sociedad. Cada quién vive el sexo y sus fantasías como quiere siempre y cuando no interfiera un peligro real en ello.