Siempre hay un pero…
El otro día leí este tweet y en seguida pensé que era necesario hablar sobre este tema.
Las gordas también vamos a las carreras populares y las pagamos, y no podemos ponernos las camisetas (y ahora las mallas) que dan en el maravilloso KIT del “corredor”.
Que sí, que acepto barco, que hay hasta la XL en el mejor de los casos pero normalmente, no nos engañemos, llegan hasta la L y por cortesía. (y esa L que todas sabemos que es una M enmascarada).
Y si hablamos de mallas.. no creo que Oysho que no va a fabricar jamás una talla grande, vaya hacer una excepción para una carrera…
La cuestión es… si yo, personalmente sé, porque lo he preguntado, que en las empresas de impresión de camisetas tienen tallas que llegan más allá de la 4xxl…¿Porqué organizaciones tan multitudinarias no piensan en ello? ¿cuál es el motivo que les impide imprimir tallas grandes? ¿el precio? ¡pero si me hacen pagarla!.
¿Debo pensar que no cuentan con que gente “entrada en carnes” opte por realizar una carrera, ya que si hablamos de cosas sanas este tipo de personas están fuera del recuento? ¿es eso? ¿Es que una gorda no puede ir a una carrera aunque la haga andando?
Estas carreras no son para enseñar pechito y medalla, estas carreras son para unirnos todos por una causa común, bonita y solidaria, y la gente solidaria puede ser gorda, baja, alta, negra, blanca, china y tener 90 años ¿no?
Llegados a este punto much@s diréis que da lo mismo, que quién quiere va a la carrera y da igual la camiseta. Eso es cierto, no hace falta llevar la camiseta del kit para llegar a la meta. ¿pero porqué tengo que sentirme discriminada en las maravillosas mareas de gente que representan ciertas causas en dichas carreras?
O ¿sabéis lo triste que es ir a recoger tu kit, pedir la talla más grande que tengan y cuando abres la camiseta darte cuenta que no entras en el pack de gente con la que ellos cuentan, que por mucho que pongas la camiseta la noche anterior estirándose en la silla, no vas a enfundártela para la carrera? ¿Recordáis esa sensación de ir con un uniforme diferente en el cole porque no te valía? Pues esa misma sensación años después la he tenido yo, al recoger mi maravilloso y CARO kit.
Por lo tanto… ¿porqué tengo que pagar un precio por inscribirme cuando ni siquiera voy a poder usar las mallas o la camiseta que me proporcionan y que en gran parte dicho precio – probablemente— es para sufragar ese gasto?
¡Oh dios mío cómo me atrevo! ¡Lo que pagas es para donarlo! Que sí, que vale que para vosotros la perra gorda, pero por gorda yo no tengo camiseta para la carrera, o parezco una morcilla de burgos embutida en ella y tengo el mismo derecho y la misma ilusión que todos los demás que participan.
Y que nadie venga ahora inventándose una carrera curvy porque me tocaría los ovarios tener que volver a entrar en la dichosa polémica de hacer cosas “especiales” para tallas “especiales”. ME NIEGO EN ROTUNDO.
Cuando la sociedad deje de diferenciar, todo empezará a normalizarse. Es la frase más tonta y real del mundo.